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Jueces 9:54 - La Palabra (versión española)

54 Él llamó enseguida a su escudero y le dijo: —Saca tu espada y mátame. Para que no se diga de mí que una mujer me dio muerte. Su escudero lo atravesó con la espada, y murió.

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Biblia Reina Valera 1960

54 Entonces llamó apresuradamente a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y murió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

54 Enseguida él le dijo a su joven escudero: «¡Saca tu espada y mátame! ¡Que no se diga que una mujer mató a Abimelec!». Así que el joven lo atravesó con su espada, y él murió.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

54 Inmediatamente llamó a su escudero y le dijo: '¡Saca tu espada y mátame! No quiero que digan de mí: Lo mató una mujer'. Su escudero entonces lo traspasó y murió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

54 Él llamó apresuradamente a su joven escudero, y le dijo: Desenvaina tu espada y mátame, para que no se diga de mí: ¡Una mujer lo mató! Y el muchacho lo traspasó y murió.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

54 Él llamó de inmediato a su joven escudero y le dijo: 'Saca tu espada y remátame, para que nadie diga de mí: 'Una mujer lo ha matado''. Su escudero lo traspasó, y él murió.

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Jueces 9:54
17 Referans Kwoze  

Así que me acerqué y lo rematé, pues comprendí que no sobreviviría a su caída. Luego tomé la corona de su cabeza y el brazalete de su brazo y se los traigo aquí a mi señor.


Entonces se volvió y, al verme, me llamó; y yo me puse a sus órdenes.


Después me dijo: «Por favor, acércate y remátame, porque estoy agonizando y no acabo de morir».


Sélec, el amonita; Najeray, de Beerot, escudero de Joab, el hijo de Seruyá;


Entonces le dijo a su escudero: —Desenvaina tu espada y atraviésame, antes de que vengan esos incircuncisos y se ensañen conmigo. Pero el escudero se negó, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl empuñó su espada y se arrojó sobre ella.


Cuando el escudero vio que Saúl había muerto, también él se arrojó sobre su espada y murió.


Sélec, el amonita; Najeray, de Beerot, escudero de Joab, el hijo de Seruyá;


—Iré contigo, pero ya no será tuya la gloria de la campaña que vas a emprender, porque el Señor entregará a Sísara en manos de una mujer. Débora se levantó y marchó con Barac a Cadés.


Cuando la gente de Israel vio que Abimélec había muerto, se volvió cada uno a su casa.


Los hombres del destacamento dijeron a Jonatán y a su escudero: —Subid hasta aquí, que tenemos algo que deciros. Entonces Jonatán le dijo a su escudero: —Sígueme, porque el Señor los ha entregado en poder de Israel.


Jonatán subió trepando con manos y pies, seguido de su escudero. Los filisteos iban cayendo ante Jonatán mientras su escudero, por detrás, los iba rematando.


En este primer ataque Jonatán y su escudero mataron a unos veinte hombres en una corta extensión de terreno.


Saúl dijo a la tropa que lo acompañaba: —Pasad revista y comprobad si nos falta alguien. Pasaron revista y echaron en falta a Jonatán y a su escudero.


El escudero respondió: —Actúa como te parezca. Me tienes a tu disposición.


David llegó y se presentó ante Saúl. Este le tomó mucho cariño y lo hizo su escudero.


Y así murieron juntos aquel día Saúl, sus tres hijos, su escudero y todos sus hombres.


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