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Jueces 9:4 - La Palabra (versión española)

4 Le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal Berit, con los que Abimélec contrató a unos hombres miserables y vagabundos, que se fueron con él.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal-berit, las cuales él usó para contratar a unos hombres alborotadores e imprudentes que aceptaron seguirlo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Le entregaron setenta siclos de plata que tomaron del templo de Baal-Berit, y con este dinero Abimelec contrató a granujas y aventureros que se pusieron a su servicio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y del templo de Baal-berit le dieron setenta siclos de plata, con los cuales Abimelec contrató° hombres ociosos y vagabundos, que lo siguieron.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal Berit, con los que Abimélec tomó a sueldo a maleantes y aventureros que le siguieron.

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Jueces 9:4
11 Referans Kwoze  

Cuando David volvió a casa para bendecir a su familia, Mical, la hija de Saúl, salió a recibirlo y le dijo: —¡Cómo se ha cubierto de gloria hoy el rey de Israel, desnudándose a la vista de las esclavas de sus servidores, como lo haría cualquier don nadie!


seguido por una cuadrilla de vagos e indeseables que se impusieron a Roboán, hijo de Salomón, aprovechándose de que Roboán era un joven apocado que no pudo controlarlos.


¡Gente villana y sin nombre, expulsada a golpes del país!


Quien cultiva su tierra se harta de pan, quien persigue quimeras es un insensato.


Son jactanciosos sus profetas, hombres traicioneros; sus sacerdotes han profanado lo santo, han violado la ley.


Pero los judíos, movidos por la envidia, reclutaron unos cuantos maleantes callejeros que alborotaron a la población y provocaron un tumulto en la ciudad. Se aglomeraron ante la casa de Jasón con el propósito de conducir a Pablo y a Silas ante la asamblea popular.


Jefté huyó lejos de sus hermanos y se quedó en el país de Tob. Se le unió una banda de gente miserable y juntos hacían incursiones.


Después de la muerte de Gedeón, los israelitas volvieron a rendir culto a los Baales y eligieron por dios a Baal Berit.


Salieron estos al campo a vendimiar sus viñas, pisaron las uvas, hicieron fiesta y entraron en el templo de su dios. Comieron y bebieron y maldijeron a Abimélec.


También se le juntaron todos los que estaban en dificultades, los que tenían deudas y los descontentos. Eran en total unos cuatrocientos, y David se convirtió en su jefe.


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