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Jueces 3:3 - La Palabra (versión española)

3 los cinco principados de los filisteos y todos los cananeos, los sidonios y los hititas que vivían en la montaña del Líbano, desde el monte de Baal Hermón hasta el Paso de Jamat.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 los cinco príncipes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Estas son las naciones: los filisteos (que vivían bajo el dominio de los cinco gobernantes filisteos), todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que vivían en las montañas del Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta Lebo-hamat.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Así fue como quedaron los cinco príncipes de los filisteos, todos los cananeos y los sidonios, y también los jeveos que viven en la montaña del Líbano, desde la montaña de Baal-Hermón hasta la Entrada de Hamat.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Los cinco jefes° filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos, los cuales habitaban en la serranía del Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta el paso de Hamat.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 los cinco príncipes de los filisteos y todos los cananeos, los sidonios y los jiveos que habitan la montaña del Líbano, desde el monte Baal Hermón hasta la entrada de Jamat.

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Jueces 3:3
31 Referans Kwoze  

Zabulón habita junto al mar, servirá de puerto a los barcos, sus fronteras llegarán hasta Sidón.


Después llegaron a la fortaleza de Tiro y a todas las poblaciones de los jeveos y los cananeos. Finalmente se dirigieron al sur de Judá, llegando hasta Berseba.


En aquella ocasión Salomón y con él todo Israel, una gran asamblea venida desde el paso de Jamat hasta el torrente de Egipto, celebraron la fiesta religiosa ante el Señor nuestro Dios durante siete días;


A todos los supervivientes de los amorreos, hititas, fereceos, jeveos y jebuseos que no eran israelitas,


Por el oeste, la frontera será el mar Grande; el límite septentrional estará situado a la altura de la Entrada de Jamat. Esta será la frontera occidental.


Los amalecitas habitan en el Négueb; los hititas, los jebuseos y los amorreos habitan en la montaña; los cananeos, por su parte, ocupan la franja costera y la ribera del Jordán.


y desde el monte Hor trazaréis otra línea que, pasando por Lebó Jamat, se prolongue hasta Zedad.


Desmontad, pues, el campamento y poneos en marcha; dirigíos a las montañas de los amorreos y a todas sus zonas vecinas: la Arabá, la Montaña, la Sefela, el Négueb y el litoral. Seguid por la tierra de los cananeos hasta llegar al Líbano y al río grande: el río Éufrates.


(al cual los sidonios llaman Sirión y los amorreos Senir);


Excepto los hititas que habitaban en Gabaón, ninguna otra ciudad firmó la paz con los israelitas; de todas las demás tuvieron que apoderarse por la fuerza.


mandó asimismo aviso a los cananeos que habitaban al este y al oeste, a los amorreos, hititas, fereceos y jebuseos de la montaña; y también a los hititas de las faldas del Hermón, en la región de Mispá.


Desde el río Sijor, en la frontera de Egipto, hasta el término de Ecrón por el norte, es considerado como de los cananeos. Quedan los cinco principados filisteos: el de Gaza, el de Asdod, el de Ascalón, el de Gat y el de Ecrón. Quedan los avitas,


Queda además la región de los guiblitas y todo el Líbano oriental, desde Baal Gad, al pie del monte Hermón, hasta el Paso de Jamat.


Abdón, Rejob, Jamón, Caná y Sidón la Grande.


Los israelitas replicaron a aquellos jeveos: —¿Y si habitáis en nuestro territorio? Porque en tal caso, no podemos hacer un pacto con vosotros.


los sidonios, Amalec y Madián os oprimían y me suplicasteis, ¿no os libré de ellos?


Entonces se encolerizó el Señor contra los israelitas y los dejó a merced de los filisteos y de los amonitas.


Ni su padre ni su madre sabían que esto venía del Señor, que buscaba un pretexto contra los filisteos, pues por aquel tiempo los filisteos tiranizaban a Israel.


Los cinco hombres partieron y llegaron a Lais. Vieron que las gentes de allí vivían seguras, tranquilas y confiadas, al estilo de los sidonios y vieron también que no faltaba allí ningún producto de la tierra; por otra parte, estaban lejos de los sidonios y no tenían relaciones con los arameos.


—fue solo para que las generaciones de los israelitas aprendieran el arte de la guerra; porque antes no la conocían—:


por lo que el Señor los dejó a merced de Jabín, rey cananeo que reinaba en Jasor. El jefe de su ejército era Sísara, que habitaba en Jaróset Goyín.


A su vez, los filisteos se concentraron para luchar contra Israel con tres mil carros, seis mil jinetes y una infantería tan numerosa como la arena de las playas. Luego subieron a acampar en Micmás, al este de Bet-Avén.


Los jefes filisteos desfilaban encabezando escuadrones de cien y de mil soldados, mientras David y sus hombres desfilaban en retaguardia junto a Aquís.


Los cinco príncipes filisteos estuvieron observando y regresaron a Ecrón el mismo día.


El número de ratas de oro correspondía al total de las ciudades filisteas gobernadas por los cinco príncipes, incluyendo ciudades fortificadas y aldeas anejas. En cuanto a la piedra grande sobre la que colocaron el Arca del Señor, todavía hoy puede verse en el campo de Josué, el de Bet Semes.


Y preguntaron: —¿Qué compensación debemos hacerle? Contestaron: —A razón del número de príncipes filisteos, cinco tumores de oro y cinco ratas de oro, pues una misma plaga habéis sufrido todos vosotros y vuestros príncipes.


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