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Jueces 3:1 - La Palabra (versión española)

1 Estos son los pueblos que el Señor dejó para poner a prueba con ellos a los israelitas que no habían conocido ninguna de las guerras de Canaán

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Biblia Reina Valera 1960

1 Estas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las guerras de Canaán;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 El Señor dejó a ciertas naciones en la tierra para poner a prueba a los israelitas que no habían conocido las guerras de Canaán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Estas fueron las naciones que Yavé dejó en paz para probar a Israel, es decir, a los israelitas que no habían conocido las guerras de Canaán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Estas son pues las naciones que YHVH dejó para probar con ellas a los israelitas que no habían conocido todas las guerras de Canaán

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Éstos son los pueblos que dejó en paz Yahveh para probar por su medio a Israel y a cuantos no habían conocido las guerras de Canaán,

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Jueces 3:1
20 Referans Kwoze  

y que eran descendientes de aquellos que habían quedado en el país porque los israelitas no habían podido exterminarlos, Salomón los sometió a trabajos forzados. Y así siguen en la actualidad.


Y así, en el asunto de la embajada de los príncipes de Babilonia enviados para indagar sobre el prodigio que había sucedido en el país, Dios lo abandonó solo para probarlo y conocer todas sus intenciones.


Él, en cambio, conoce mis andanzas; si me prueba, saldré purificado como el oro.


Entonces Moisés invocó al Señor, y el Señor le mostró un arbusto. Moisés lo arrojó al agua y las aguas se volvieron dulces. Allí el Señor dio al pueblo leyes y normas, y lo puso a prueba


La plata en el crisol y el oro en el horno, a los corazones los prueba el Señor.


Te he nombrado examinador de mi pueblo, para que pruebes y examines su conducta.


Haré pasar por el fuego a este tercio, lo purificaré como se hace con la plata y lo acrisolaré como se acrisola el oro. Me invocará y yo lo escucharé; yo diré: «Es mi pueblo»; y él responderá: «El Señor es mi Dios».


Pero Jesús no se confiaba a ellos, pues los conocía a todos perfectamente.


Poco a poco el Señor tu Dios irá expulsando a los pueblos que encuentres a tu paso. No deberás aniquilarlos de un golpe, no sea que las fieras salvajes se multipliquen en perjuicio tuyo.


que te alimentó en el desierto con el maná, un alimento que no conocieron tus antepasados. El Señor te afligió y te probó, para al final hacerte dichoso.


Acuérdate del camino que durante cuarenta años el Señor tu Dios te hizo recorrer por el desierto para afligirte y ponerte a prueba, con el fin de conocer las inclinaciones de tu corazón y ver si cumplirías sus mandamientos.


Claro que así la autenticidad de vuestra fe —de más valor que el oro, que no deja de ser caduco aunque sea acrisolado por el fuego— será motivo de alabanza, de gloria y de honor, cuando se manifieste Jesucristo,


Queridos, no os asombre como algo inesperado la tremenda prueba desatada contra vosotros.


En cuanto a sus hijos, los heriré de muerte, para que todas las iglesias sepan que yo soy el que sondea las conciencias y los corazones y el que dará a cada uno de vosotros según su merecido.


Muerto Josué, los israelitas hicieron esta consulta al Señor: —¿Quién de nosotros será el primero en combatir contra los cananeos?


También aquella generación fue a reunirse con sus antepasados y surgió otra generación que no conocía al Señor ni lo que había hecho por Israel.


Por eso el Señor no se metió con aquellos pueblos, y no los expulsó enseguida, ni los entregó en manos de Josué.


—fue solo para que las generaciones de los israelitas aprendieran el arte de la guerra; porque antes no la conocían—:


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