Jueces 16:4 - La Palabra (versión española)

⁴ Después de esto, se enamoró de una mujer de la vaguada de Sórec, que se llamaba Dalila.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

⁴ Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁴ Tiempo después, Sansón se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sorec.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁴ Después de eso se juntó con una mujer del valle de Sorec que se llamaba Dalila.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁴ Después de esto sucedió que se enamoró de una mujer del valle de Sorec llamada Dalila.°

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁴ Después de esto, se enamoró de una mujer del valle de Sorec llamada Dalila.

Jueces 16:4 Referans Kwoze

1 Reyes 11:1

Además de la hija del faraón, el rey Salomón se enamoró de muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, fenicias e hititas,

Nehemías 13:26

¿Acaso no consistió precisamente en esto el pecado de Salomón, rey de Israel? Aunque no hubo entre las naciones un rey como él, a quien Dios amó y estableció como rey sobre todo Israel, las mujeres extranjeras le hicieron pecar.

Proverbios 22:14

Fosa profunda es la boca de la extraña, el que ofende al Señor caerá en ella.

Proverbios 23:27

Zanja profunda es la ramera y pozo angosto la mujer ajena.

Proverbios 26:11

Como el perro que lame su vómito, el necio que repite sus sandeces.

Proverbios 27:22

Aunque machaques al necio en un mortero, no le quitarás su necedad.

1 Corintios 10:6

Todo aquello sucedió para servirnos de ejemplo a nosotros; para que no corramos tras el mal, como ellos corrieron;

Jueces 16:3

Sansón estuvo durmiendo hasta media noche. A media noche se levantó, agarró las dos hojas de la puerta de la ciudad con sus jambas y su barra, las arrancó, se las cargó a la espalda, y las subió hasta la cima del monte que está frente a Hebrón.

Jueces 16:5

Los jefes de los filisteos acudieron a Dalila y le dijeron: —Engáñalo y averigua de dónde le viene esa fuerza tan enorme, y cómo podríamos amarrarlo bien fuerte y de esta manera dominarlo. Te daremos cada uno de nosotros mil cien siclos de plata.