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Juan 8:24 - La Palabra (versión española)

24 Por eso os he dicho que moriréis en vuestros pecados. Porque si no creéis que «yo soy», moriréis en vuestros pecados.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Por eso dije que morirán en sus pecados; porque, a menos que crean que Yo Soy quien afirmo ser, morirán en sus pecados».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Por eso les he dicho que morirán en sus pecados. Yo les digo que si ustedes no creen que Yo soy, morirán en sus pecados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Por eso os he dicho que en vuestros pecados moriréis. Si no creéis que Yo SoY,° en vuestros pecados moriréis.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque en vuestros pecados moriréis si no creéis que yo soy el que soy'.

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Juan 8:24
18 Referans Kwoze  

Dios dijo a Moisés: —Soy el que soy. Y añadió: —Esto responderás a los israelitas: «Yo soy» me envía a vosotros.


Mas quien me ofende, se daña a sí mismo; los que me odian, aman la muerte».


Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: «Yo soy el Mesías», y engañarán a mucha gente.


Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: «Yo soy», y engañarán a mucha gente.


El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, será condenado.


Jesús contestó: —Tened cuidado, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: «Yo soy» o «El momento ha llegado». No les hagáis caso.


Os digo estas cosas ahora, antes que sucedan, para que, cuando sucedan, creáis que «yo soy».


El que cree en el Hijo no será condenado; en cambio, el que no cree en él, ya está condenado por no haber creído en el Hijo único de Dios.


El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; pero quien no cree en él, no experimentará esa vida, sino que está bajo el peso de la ira de Dios.


Jesús, entonces, le manifiesta: —El Mesías soy yo, el mismo que está hablando contigo.


Jesús volvió a decirles: —Yo me voy. Me buscaréis, pero moriréis en vuestro pecado; y adonde yo voy, vosotros no podéis ir.


Los judíos le preguntaron entonces: —Pero ¿quién eres tú? Jesús les respondió: —¿No es eso lo que os vengo diciendo desde el principio?


así que Jesús añadió: —Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, entonces reconoceréis que «yo soy» y que no hago nada por mi propia cuenta; lo que aprendí del Padre, eso enseño.


Jesús les respondió: —Os aseguro que antes de que Abrahán naciera, existo yo.


Ningún otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvación.


Estad, pues, atentos a no rechazar la voz de Dios. Porque si los que rechazaron a quien hablaba desde la tierra no consiguieron escapar, ¿qué sucederá con nosotros si volvemos la espalda a quien nos habla desde el cielo?


¿cómo podremos salir nosotros bien parados si desdeñamos una salvación tan valiosa como esta? Me refiero a la salvación que comenzó siendo anunciada por el Señor, que nos confirmaron quienes la escucharon


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