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Juan 2:4 - La Palabra (versión española)

4 Jesús le respondió: —¡Mujer!, ¿qué tiene que ver eso con nosotros? Mi hora no ha llegado todavía.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 —Apreciada mujer, ese no es nuestro problema —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi momento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Jesús le respondió: 'Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Jesús le dice: Mujer, ¿y a ti y a mí qué?° Aún no ha llegado mi hora.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Pero Jesús le responde: '¿Qué nos va a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado mi hora'.

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Juan 2:4
20 Referans Kwoze  

Pero el rey le contestó: —¡Esto no es asunto vuestro, hijos de Seruyá! Si me maldice porque Dios le ha ordenado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?


Abisay, el hijo de Seruyá, intervino diciendo: —¿Y con esto va a seguir vivo Simeí, siendo así que maldijo al ungido del Señor?


Entonces la mujer dijo a Elías: —¿Qué tienes contra mí, hombre de Dios? ¿Has venido a mi casa para recordarme mis culpas y hacer morir a mi hijo?


Todas las cosas bajo el sol tienen un tiempo y un momento:


Entonces Jesús le respondió: —¡Grande es tu fe, mujer! ¡Que se haga lo que deseas! Y su hija quedó curada en aquel mismo instante.


Se pusieron a gritar: —¡Déjanos en paz, Hijo de Dios! ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?


Jesús les contestó: —¿Y por qué me buscabais? ¿No sabéis que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?


Jesús les dijo: —Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.


Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que le había llegado la hora de dejar este mundo para ir al Padre y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, llevó su amor hasta el fin.


Se terminó el vino, y la madre de Jesús se lo hizo saber a su hijo: —No les queda vino.


Los ángeles le preguntaron: —Mujer, ¿por qué lloras? Ella contestó: —Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.


Jesús le preguntó: —Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién estás buscando? Ella, creyendo que era el jardinero, le contestó: —Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo misma iré a recogerlo.


Intentaron entonces prenderlo, pero nadie se atrevió a ponerle la mano encima, porque todavía no había llegado su hora.


Jesús les dijo: —Todavía no ha llegado mi hora; para vosotros, en cambio, cualquier tiempo es apropiado.


Subid vosotros a la fiesta. Yo no voy a esta fiesta pues aún no ha llegado mi hora.


Jesús hizo estas manifestaciones cuando estaba enseñando en el Templo, en el lugar donde se encontraban los cofres de las ofrendas. Pero nadie se atrevió a echarle mano porque todavía no había llegado su hora.


Así que en adelante a nadie valoramos con criterios humanos. Y si en algún tiempo valoramos a Cristo con esos criterios, ahora ya no.


el que dijo a su padre y a su madre: «Jamás os he visto»; el que no reconoció a sus hermanos ni quiso saber nada de sus propios hijos. Pero ellos han guardado tu palabra y han obedecido tu alianza;


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