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Juan 19:5 - La Palabra (versión española)

5 Salió, pues, Jesús llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Pilato les dijo: —¡Este es el hombre!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces Jesús salió con la corona de espinas sobre la cabeza y el manto púrpura puesto. Y Pilato dijo: «¡Miren, aquí tienen al hombre!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Entonces salió Jesús fuera llevando la corona de espinos y el manto rojo. Pilato les dijo: 'Aquí está el hombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Entonces salió Jesús, llevando la corona espinosa y el manto purpúreo. Y les° dice: ¡He aquí el hombre!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Salió, pues, Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y les dice Pilato: '¡Aquí tenéis al hombre!'.

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Juan 19:5
8 Referans Kwoze  

Súbete a un monte encumbrado, tú que traes buenas nuevas a Sion. Alza luego con fuerza tu voz, tú que traes buenas nuevas a Jerusalén. Alza tu voz sin miedo, di a las ciudades de Judá: «Aquí tenéis a vuestro Dios.


Y ahora, así dice el Señor, el que te ha creado, Jacob, el que te ha formado, Israel: No temas, que te he rescatado, te llamo por tu nombre y eres mío.


Pues bien, será el propio Señor quien os dará una señal: Vedla, la joven está embarazada y va a dar a luz un hijo, al que llamará Dios-con-nosotros.


¿No os dice nada a vosotros, los que vais por el camino? Mirad bien si hay un dolor como el dolor que me aflige, que el Señor me castigó el día de su furor.


le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Después, hincándose de rodillas delante de él, le hacían burla, gritando: —¡Viva el rey de los judíos!


Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: —Ahí tenéis al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.


Los soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza. Le echaron también sobre los hombros un manto de púrpura


Hagámoslo con los ojos puestos en Jesús, origen y plenitud de nuestra fe. Jesús, que, renunciando a una vida placentera, afrontó sin acobardarse la ignominia de la cruz y ahora está sentado junto al trono de Dios.


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