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Juan 17:3 - La Palabra (versión española)

3 Y la vida eterna consiste en que te reconozcan a ti como único Dios verdadero, y a Jesucristo como tu enviado.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Y ésta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesús, el Cristo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesús el Mesías, a quien enviaste.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Pues ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesucristo.

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Juan 17:3
52 Referans Kwoze  

Y tú, hijo mío, Salomón, reconoce al Dios de tu padre y sírvelo de forma exclusiva y generosa, pues él sondea todos los corazones y penetra en todas las intenciones. Si lo buscas, se dejará encontrar; pero si lo abandonas, él te abandonará para siempre.


Durante mucho tiempo Israel estuvo sin verdadero Dios, sin sacerdote instructor y sin ley.


En ti confían los que conocen tu nombre pues tú, Señor, no abandonas a quien te busca.


Quien me encuentra, encuentra la vida y obtiene el favor del Señor.


Acercaos a mí, escuchad esto: Nunca he hablado a escondidas, desde que algo sucede estoy presente. Y ahora el Señor Dios me ha enviado y su espíritu…


Después del sufrimiento verá la luz, el justo se saciará de su conocimiento. Mi siervo hará justos a muchos, pues cargó con los pecados de ellos.


El espíritu del Señor Dios me acompaña, pues el propio Señor me ha ungido, me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones destrozados, a proclamar la libertad a los cautivos, a gritar la liberación a los prisioneros,


Pero el Señor, Dios verdadero, es un Dios vivo, rey eterno; su cólera zarandea la tierra, los paganos no aguantan su ira.


Esforcémonos en conocer al Señor; segura como la aurora es su venida: vendrá a nosotros como la lluvia, como lluvia de primavera que empapa la tierra».


—El que recibe en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no solo me recibe a mí, sino al que me ha enviado.


y les dijo: —El que reciba en mi nombre a este niño, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe al que me ha enviado. Porque el más insignificante entre todos vosotros, ese es el más importante.


¿con qué derecho me acusáis de blasfemia a mí, que he sido elegido por el Padre para ser enviado al mundo, por haber dicho que soy Hijo de Dios?


Yo sé que me escuchas siempre; si me expreso así, es por los que están aquí, para que crean que tú me has enviado.


Pero el Abogado, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, hará que recordéis cuanto yo os he enseñado y os lo explicará todo.


Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí.


Te pido que todos vivan unidos. Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros. De este modo el mundo creerá que tú me has enviado.


Como tú vives en mí, vivo yo en ellos para que alcancen la unión perfecta y así el mundo reconozca que tú me has enviado y que los amas a ellos como me amas a mí.


Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo te conozco, y todos estos han llegado a conocer que tú me has enviado.


yo les he entregado la enseñanza que tú me entregaste y la han recibido. Saben, además, con absoluta certeza, que yo he venido de ti y han creído que fuiste tú quien me enviaste.


Pues no envió Dios a su Hijo para dictar sentencia de condenación contra el mundo, sino para que por medio de él se salve el mundo.


Porque, cuando habla aquel a quien Dios ha enviado, es Dios mismo quien habla, ya que Dios le ha comunicado plenamente su Espíritu.


¿Cómo vais a creer, si solo os preocupáis de recibir honores los unos de los otros y no os interesáis por el verdadero honor, que viene del Dios único?


El Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo gracias a él; así también, el que me coma vivirá gracias a mí.


Yo sí lo conozco, porque de él vengo y es él quien me ha enviado.


Ellos le preguntaron: —¿Dónde está tu padre? Contestó Jesús: —Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.


Retornad al buen camino y no sigáis pecando; pues, para vergüenza vuestra, tengo que deciros que algunos de vosotros desconocen a Dios.


En lo que se refiere a comer carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, sabemos que los ídolos no significan nada en el mundo y que no hay más que un Dios.


Pues el mismo Dios que dijo: Resplandezca la luz desde el seno de las tinieblas, para que irradiemos la luz del conocimiento glorioso de Dios reflejado en el rostro de Cristo.


Quiero conocer a Cristo, experimentar el poder de su resurrección, compartir sus padecimientos y conformar mi muerte con la suya.


Más aún, sigo pensando que todo es deleznable en comparación con lo sublime que es conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él renuncié a todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.


Todos, en efecto, se hacen lenguas de la acogida que nos dispensasteis y de cómo os convertisteis a Dios y renunciasteis a los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,


y aparezca como una llama ardiente haciendo justicia con aquellos que no quieren conocer a Dios ni escuchar el evangelio de Jesús, nuestro Señor.


Por tanto, hermanos creyentes que compartís un mismo llamamiento celestial, no perdáis de vista a quien ha sido enviado como sumo sacerdote de la fe que profesamos. Me refiero a Jesús,


Que la gracia y la paz abunden cada vez más en vosotros por el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor.


Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo necesario para una vida plenamente piadosa mediante el conocimiento de quien nos llamó con su propia gloria y potencia


Porque si abundan en vosotros esas cualidades, no quedaréis inactivos y sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo se refiere.


—se trata de la vida eterna que estaba junto al Padre y que se ha manifestado, que se nos ha hecho visible y nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella y os la anunciamos—,


eso que hemos visto y oído, os lo anunciamos ahora para que viváis en unión con nosotros como nosotros vivimos en unión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.


En efecto, quien niega al Hijo, rechaza al Padre; quien reconoce al Hijo, tiene también al Padre.


Pero nosotros pertenecemos a Dios, y nos escuchan los que conocen a Dios. No nos escuchan, en cambio, los que no conocen a Dios. Ahí tenéis la piedra de toque para discernir dónde está el error y dónde la verdad.


Sabemos, en fin, que el Hijo de Dios ha venido y ha iluminado nuestras mentes para que conozcamos al Verdadero. Y nosotros estamos unidos al Verdadero y a su Hijo Jesucristo, que es Dios verdadero y vida eterna.


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