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Juan 17:12 - La Palabra (versión española)

12 Mientras estaba con ellos en el mundo, yo mismo cuidaba con tu poder a los que me confiaste. Los guardé de tal manera que ninguno de ellos se ha perdido, excepto el que tenía que perderse en cumplimiento de la Escritura.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Durante el tiempo que estuve aquí, los protegí con el poder del nombre que me diste. Los cuidé para que ni uno solo se perdiera, excepto el que va camino a la destrucción como predijeron las Escrituras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Cuando estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre, pues tú me los habías encomendado, y ninguno de ellos se perdió, excepto el que llevaba en sí la perdición, pues en esto había de cumplirse la Escritura.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Cuando estaba con ellos, Yo los guardaba en tu nombre, el cual° me has dado; y los cuidé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Mientras yo estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, en ese nombre que me has dado, y velé por ellos; ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición. Y así se cumplió la Escritura.

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Juan 17:12
17 Referans Kwoze  

Hasta mi íntimo amigo en quien confiaba, el que comía de mi pan, me ha traicionado.


No me refiero ahora a todos vosotros; yo sé muy bien a quiénes he elegido. Pero debe cumplirse la Escritura: El que comparte el pan conmigo se ha vuelto contra mí.


Te he dado a conocer a quienes me confiaste sacándolos del mundo. Eran tuyos; tú me los confiaste, y han obedecido tu mensaje.


(Así se cumplió lo que él mismo había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste»).


Todo aquel que el Padre me confía vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí.


para que ocupe, en este ministerio apostólico, el puesto del que renegó Judas para irse al lugar que le correspondía».


Por eso, Dios lo exaltó sobremanera y le otorgó el más excelso de los nombres,


¡Que nadie os desoriente en modo alguno! Es preciso que primero se produzca la gran rebelión contra Dios y que se dé a conocer el hombre lleno de impiedad, el destinado a la perdición,


Y en otro lugar: Yo pondré en él mi confianza. Y también: Aquí estoy yo con los hijos que Dios me ha dado.


Han salido de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. De haber sido de los nuestros, se habrían mantenido con nosotros. Pero así queda claro que no todos son de los nuestros.


Sus ojos son como llamas de fuego, múltiples diademas ciñen su cabeza y lleva un nombre escrito que solo él es capaz de descifrar.


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