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Juan 10:31 - La Palabra (versión española)

31 Intentaron otra vez los judíos apedrear a Jesús.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Una vez más, la gente tomó piedras para matarlo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Entonces los judíos tomaron de nuevo piedras para tirárselas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Los judíos alzaron otra vez piedras para apedrearlo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 De nuevo tomaron piedras los judíos para lapidarlo.

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Juan 10:31
13 Referans Kwoze  

Moisés suplicó entonces al Señor: —¿Qué puedo hacer con esta gente? ¡Están a punto de apedrearme!


Los fariseos, por su parte, se reunieron, al salir, y se confabularon para matar a Jesús.


Pero los labradores, cayendo sobre los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.


De ese modo os haréis culpables de toda la sangre inocente derramada en este mundo, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, el hijo de Baraquías, a quien asesinasteis entre el santuario y el altar.


Los judíos de Jerusalén enviaron una comisión de sacerdotes y levitas para preguntar a Juan quién era él. Y este fue su testimonio,


Se le acercaron entonces los judíos, se pusieron a su alrededor y le dijeron: —¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si eres el Mesías, dínoslo claramente de una vez.


Pero él les dijo: —Muchas obras buenas he hecho ante vosotros en virtud del poder de mi Padre; ¿por cuál de ellas queréis apedrearme?


Los discípulos exclamaron: —Maestro, hace bien poco que los judíos intentaron apedrearte; ¿cómo es posible que quieras volver allá?


Esta afirmación provocó en los judíos un mayor deseo de matarlo, porque no solo no respetaba el sábado, sino que además decía que Dios era su propio Padre, haciéndose así igual a Dios.


Intentaron, entonces, apedrearlo; pero Jesús se escondió y salió del Templo.


¿Hubo algún profeta al que no persiguieran vuestros antepasados? Ellos mataron a los que predijeron la venida del único justo a quien ahora vosotros habéis entregado y asesinado.


David estaba muy preocupado, porque la gente, afligida por sus hijos e hijas, hablaba de apedrearlo. Pero, reconfortado por el Señor, su Dios,


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