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Josué 10:28 - La Palabra (versión española)

28 Aquel mismo día Josué se apoderó de Maquedá y la pasó a cuchillo, consagrando al exterminio a la ciudad, a su rey y a todos los seres vivos que había en ella, sin dejar escapar a nadie. Trató al rey de Maquedá como había tratado al rey de Jericó.

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Biblia Reina Valera 1960

28 En aquel mismo día tomó Josué a Maceda, y la hirió a filo de espada, y mató a su rey; por completo los destruyó, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada; e hizo al rey de Maceda como había hecho al rey de Jericó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Ese mismo día, Josué tomó y destruyó la ciudad de Maceda. Mató a todos sus habitantes, incluso al rey, y no dejó a nadie con vida. Los destruyó a todos y mató al rey de Maceda, lo mismo que había hecho con el rey de Jericó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 Ese mismo día Josué se apoderó de Maquedá y pasó a cuchillo a toda la ciudad. Lanzó el anatema sobre la ciudad y todos sus habitantes y no dejó escapar a nadie. Trató al rey de Maquedá como había tratado al rey de Jericó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Aquel día Josué también capturó Maceda, y la hirió a filo de espada, y aniquiló a su rey y a toda persona que estaba en ella, sin dejar sobreviviente. E hizo al rey de Maceda como había hecho al rey de Jericó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Aquel día Josué conquistó Maquedá y la pasó al filo de espada, como a su rey; y los entregó al anatema con todas las personas que en ella había, sin dejar supervivientes. Trató al rey de Maquedá como había tratado al de Jericó.

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Josué 10:28
19 Referans Kwoze  

Oráculo del Señor a mi señor: «Siéntate a mi derecha, hasta que haga de tus rivales el estrado de tus pies».


En cuanto a mis enemigos, los que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos aquí y matadlos en mi presencia».


Mientras tanto, es preciso que Cristo reine hasta que Dios ponga a todos sus enemigos debajo de sus pies.


Conquistamos todas sus ciudades y las consagramos al exterminio matando a hombres, mujeres y niños. No dejamos a nadie con vida.


Tú deberás aniquilar a todos los pueblos que el Señor tu Dios entregue en tus manos. No te apiades de ellos, ni rindas culto a sus dioses, porque eso sería tu perdición.


Cuando el Señor tu Dios te los haya entregado y tú los hayas derrotado, los consagrarás sin remisión al exterminio. No harás alianza con ellos, ni tendrás compasión de ellos.


El Señor entregó la ciudad junto con su rey en manos de los israelitas, que la pasaron a cuchillo con todos los seres vivos que había en ella: no dejaron ni uno solo con vida. Josué trató a su rey como había tratado al rey de Jericó.


El Señor entregó Laquis en manos de los israelitas, que la conquistaron en dos días y la pasaron a cuchillo con todos los seres vivos que había en ella, del mismo modo que habían hecho con Libná.


La conquistaron aquel mismo día y la pasaron a cuchillo. Josué consagró al exterminio aquel día a todos los seres vivos que había en ella, del mismo modo que había hecho con Laquis.


y conquistó, pasándola a cuchillo, junto con su rey, con toda la población vecina y con todos los seres vivos que había en ella. No dejó ni un superviviente, igual que había hecho con Eglón. La consagró al exterminio, así como a todos los seres vivientes que había en ella.


Se apoderó de ella, de su rey y de toda la población vecina, pasándola a cuchillo y consagrando al exterminio a todos los seres vivos que había en ella, sin dejar uno solo con vida. Trató a Debir y a su rey como había tratado tanto a Hebrón como a Libná y a su rey.


el rey de Libná, uno; el rey de Adulán, uno;


el rey de Maquedá, uno; el rey de Betel, uno;


Guederot, Bet Dagón, Naamá y Maquedá: dieciséis ciudades con sus aldeas.


Consagraron al exterminio todo lo que había en la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y asnos, pasándolos a filo de espada.


Harás con Ay y con su rey lo que has hecho con Jericó y con su rey. Pero podéis quedaros con el botín y el ganado. Pon una emboscada por detrás de la ciudad.


Por su parte, los habitantes de Gabaón —que se habían enterado de cómo había tratado Josué a Jericó y a Ay—,


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