Jonás 3:5 - La Palabra (versión española)

⁵ Los habitantes de Nínive creyeron a Dios, anunciaron un tiempo de ayuno, y desde el mayor hasta el más pequeño de ellos se vistió de sayal.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

⁵ Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁵ Entonces la gente de Nínive creyó el mensaje de Dios y desde el más importante hasta el menos importante declararon ayuno y se vistieron de tela áspera en señal de remordimiento.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁵ Los ninivitas creyeron en la advertencia de Dios y ordenaron un ayuno, y se vistieron de saco desde el mayor al menor.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁵ Y los hombres de Nínive creyeron a ’Elohim, y proclamaron ayuno y se cubrieron de cilicio, desde el mayor hasta el menor de ellos.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁵ La gente de Nínive creyó en Dios; proclamó un ayuno y grandes y pequeños se vistieron de saco.

Jonás 3:5 Referans Kwoze

2 Reyes 19:1

Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus ropas, se vistió de sayal y fue al Templo del Señor.

2 Crónicas 20:3

Josafat se asustó y recurrió al Señor, proclamando un ayuno para todo Judá.

Esdras 8:21

Allí, a orillas del río Ahavá, proclamé un ayuno con el fin de humillarnos ante nuestro Dios y solicitarle un feliz viaje para nosotros, nuestros hijos y toda nuestra hacienda.

Ester 4:1

Cuando Mardoqueo se enteró de lo ocurrido, se rasgó la ropa, se vistió de sayal y se echó ceniza por encima y salió a la calle gritando con enorme angustia.

Éxodo 33:6

Y por eso, a partir del monte Horeb, los israelitas dejaron de usar sus joyas.

Jeremías 31:34

Nadie enseñará a nadie diciendo: «Conoced al Señor», porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande —oráculo del Señor—; perdonaré sus culpas y ya no me acordaré de sus pecados.

Jeremías 36:9

El año quinto de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, el noveno mes, se proclamó un ayuno ante el Señor para la población de Jerusalén y la gente que había acudido a la capital desde las ciudades de Judá.

Jeremías 42:1

Entonces los oficiales, acompañados de Yojanán, hijo de Caréaj, de Jezanías, hijo de Osaías, y de toda la gente, pequeños y adultos, acudieron

Jeremías 42:8

Llamó a Yojanán, hijo de Caréaj, a todos los oficiales que lo acompañaban y al resto de la gente, pequeños y adultos

Daniel 9:3

Me dirigí al Señor, mi Dios, implorándole con oraciones y súplicas, ayunando, vestido de sayal y cubierto de ceniza.

Joel 1:14

Promulgad un ayuno, convocad una asamblea, reunid a los ancianos y a todos los que habitan el país en el Templo del Señor, vuestro Dios, y clamad al Señor.

Jonás 3:7

Luego, hizo pregonar en Nínive, por orden del rey y de los grandes del reino, este decreto: «Que no coman nada las personas ni los animales que no pasten los bueyes ni las ovejas, y que ninguno beba agua.

Mateo 12:41

Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio, al mismo tiempo que toda esta gente, y la condenarán, porque ellos se convirtieron al escuchar el mensaje de Jonás, ¡y aquí hay algo más importante que Jonás!

Lucas 11:32

Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio junto con toda esta gente, y la condenarán; porque ellos se convirtieron al escuchar el mensaje de Jonás, ¡y aquí hay algo más importante que Jonás!

Hechos 27:25

Por tanto, amigos, cobrad ánimo, pues confío en Dios, y sé que ocurrirá tal como se me ha dicho.

Hechos 8:10

y gozaba de una gran audiencia tanto entre los pequeños como entre los mayores. «Ese hombre —decían— es la personificación del poder divino: eso que se llama el Gran Poder».

Hebreos 11:1

La fe es garantía de las cosas que esperamos y certeza de las realidades que no vemos.

Hebreos 11:7

Por la fe Noé tomó en serio la advertencia sobre algo que aún no se veía, y construyó un arca para salvar a su familia. Por su fe puso en evidencia al mundo y logró heredar la salvación que se obtiene por medio de la fe.

Apocalipsis 11:3

Será entonces cuando yo envíe a mis dos testigos, para que, austeramente vestidos, proclamen el mensaje profético de Dios durante mil doscientos sesenta días.