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Jeremías 7:8 - La Palabra (versión española)

8 Vosotros confiáis en mentiras que no sirven de nada.

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Biblia Reina Valera 1960

8 He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »”No se dejen engañar ni crean que nunca tendrán que sufrir porque el templo está aquí. ¡Es una mentira!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pero ustedes se fían de palabras engañosas e inútiles.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 He aquí que os confiáis en palabras engañosas que no aprovechan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Mirad que vosotros confiáis en palabras engañosas, que de nada sirven.

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Jeremías 7:8
14 Referans Kwoze  

Habéis dicho: «Hemos hecho una alianza con la Muerte; nosotros hemos sellado un pacto con el reino de los muertos. Cuando cruce el azote, no nos alcanzará, pues tenemos por refugio la mentira, la falsedad es nuestro cobijo».


Dicen a los videntes: «No vaticinéis»; y a los profetas: «No profeticéis la verdad». Decidnos cosas agradables, profetizad fantasías.


Nadie recurre a la justicia, nadie pleitea con lealtad; se basan en naderías y dicen falsedades, se preñan de injusticia y paren maldad.


Esta es tu suerte, la paga medida que te tengo asignada —oráculo del Señor—, por haberte olvidado de mí y haber confiado en la mentira.


¡Basta ya! La mente de los profetas está repleta de falsas profecías, producto de su fantasía.


Aquí estoy contra los profetas que tienen falsos sueños —oráculo del Señor—, que luego los cuentan y extravían a mi pueblo con sus mentiras y sus pretensiones. Y resulta que yo ni los envié ni les di ninguna orden. Por eso, no pueden ser útiles a este pueblo —oráculo del Señor—.


El profeta Jeremías habló así al profeta Ananías: —Escucha bien, Ananías. El Señor no te ha enviado, y tú en cambio has hecho que este pueblo confíe en la mentira.


Yo dije: «Ay, Señor mi Dios, ciertamente engañaste a este pueblo y a Jerusalén, pues dijiste que tendrían paz, pero la espada amenaza su garganta».


los profetas profetizan en falso, los sacerdotes actúan a su antojo, y a mi pueblo le gustan estas cosas. ¿Qué haréis cuando todo esto acabe?


No confiéis en las mentiras de quienes dicen: «Este es el Templo del Señor, el Templo del Señor, el Templo del Señor».


Por eso, voy a dar a otros vuestras mujeres, entregaré vuestros campos a los conquistadores. Es que del pequeño al grande todos piensan en medrar; del profeta al sacerdote todos andan entre fraudes.


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