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Jeremías 6:14 - La Palabra (versión española)

14 Han curado la herida de mi pueblo, pero solo por encima, diciendo: «Paz, paz», pero no hay paz.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Ofrecen curas superficiales para la herida mortal de mi pueblo. Dan garantías de paz cuando no hay paz.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Calman sólo a medias la aflicción de mi pueblo, diciendo: 'Paz, paz', siendo que no hay paz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y livianamente curan la llaga de mi pueblo, Diciendo: ¡Paz! ¡Paz!, cuando no hay paz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Curan a la ligera la herida de mi pueblo, diciendo: 'Va todo muy bien', cuando todo va mal.

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Jeremías 6:14
21 Referans Kwoze  

y haré volver contigo a toda la gente que lo acompaña. La muerte de aquel a quien buscas provocará la vuelta de todos, y todo el pueblo quedará en paz.


de los pies a la cabeza nada sano queda en él: contusiones, cicatrices, heridas sin restañar, sin limpiar y sin vendar, sin suavizar con aceite.


Dicen a los videntes: «No vaticinéis»; y a los profetas: «No profeticéis la verdad». Decidnos cosas agradables, profetizad fantasías.


La luna brillará como el sol, y el sol brillará siete veces más, [como la luz de siete días], cuando el Señor vende la herida de su pueblo y le cure los golpes recibidos.


Yo respondí: —¡Ay, Señor mi Dios! La culpa es de los profetas que les dicen: «No veréis la espada ni pasaréis hambre; os concederé permanente seguridad en este lugar».


Les comunicarás esta palabra: Mis ojos se deshacen en lágrimas, de noche y de día, sin descanso, por el terrible quebranto sufrido por la doncella, capital de mi pueblo, herida de un golpe fatal.


A los que desprecian la palabra del Señor les dicen: «Tendréis paz»; a los que siguen su corazón obstinado les dicen: «No os alcanzará el mal».


Dentro de dos años haré que devuelvan a este lugar todo el ajuar del Templo del Señor que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó consigo de este lugar a Babilonia.


Yo dije: «Ay, Señor mi Dios, ciertamente engañaste a este pueblo y a Jerusalén, pues dijiste que tendrían paz, pero la espada amenaza su garganta».


Han renegado del Señor, iban diciendo: «Es un don nadie; no nos alcanzará la desgracia, no veremos espada ni hambre;


Tus profetas te anunciaban falsas e ilusas visiones: no descubrieron tu culpa para hacer cambiar tu suerte; solo te dieron oráculos falaces y seductores.


Pues han engañado a mi pueblo anunciando paz, cuando no hay paz; y mientras él construye un muro, ellos lo van encalando.


Me refiero a los profetas de Israel que profetizaban a Jerusalén, a los que le anunciaban visiones de paz cuando no había paz —oráculo del Señor Dios—.


Porque habéis perturbado la mente del justo con mentiras, cuando ni yo mismo lo perturbo, y habéis fortalecido las manos del malvado, incitándolo a persistir en su equivocado camino e impidiéndole así salvar su vida.


Y si el profeta es seducido y pronuncia un oráculo en esa situación, es que yo, el Señor, he seducido al profeta en cuestión; lo asiré con mi mano y lo haré desaparecer de mi pueblo Israel.


Si alguien corriera tras del viento, urdiendo falsedades como esta: «por vino y licor vaticinaré en tu favor», ese sería el profeta de este pueblo.


Así dice el Señor contra los profetas que extravían a mi pueblo: Mientras tienen algo que comer, proclaman: «Todo es paz», pero declaran una guerra santa a quien se niega a llenarles la boca.


Cuando la gente ande diciendo: «Todo es paz y seguridad», entonces justamente sobrevendrá la destrucción, como los dolores de parto a la mujer encinta, y no podrán librarse.


Pero así como antaño hubo falsos profetas en medio del pueblo de Israel, así también habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán divisiones perniciosas. Se atreverán incluso a negar al Señor que los ha salvado, y de este modo se acarrearán un desastre fulminante.


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