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Jeremías 50:38 - La Palabra (versión española)

38 ¡Espada contra sus canales que acabarán secos! Pues es una tierra de ídolos y se vuelven locos por ellos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

38 Sequedad sobre sus aguas, y se secarán; porque es tierra de ídolos, y se entontecen con imágenes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Una sequía afectará el suministro de agua y hará que se seque. ¿Y por qué? Porque toda la tierra está llena de ídolos y la gente está locamente enamorada de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 ¡Espada a sus aguas, para que se sequen! Porque es un país de ídolos y están locos por sus horribles imágenes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 ¡Espada! contra sus ríos, Y sean secados. Pues es una tierra de ídolos que delira por sus espantajos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 ¡Espada sobre sus aguas, para secarlas! Porque es un país de ídolos, y por los fetiches se vuelven locos.

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Jeremías 50:38
19 Referans Kwoze  

Entonces, Dios se acordó de Noé y de todos los animales, tanto de los salvajes como de los domésticos, que estaban con él en el arca; hizo pasar un viento fuerte sobre la tierra, y el nivel de las aguas comenzó a descender.


que frustra los augurios de los adivinos, que hace desvariar a los agoreros; que hace retroceder a los sabios y convierte en ignorancia su saber;


el que dice al abismo: «Aridece, voy a secar tus corrientes»;


vuestra madre quedará abochornada, afrentada la que os ha parido; será la última de las naciones: una estepa reseca, un desierto.


Contadlo entre las naciones, alzad la bandera, anunciadlo; no os calléis, comunicadlo: «Babilonia ha sido conquistada, Bel ha sido humillado, Marduc está confundido, sus imágenes humilladas y confundidos sus ídolos».


Pediré cuentas a Bel en Babilonia, le haré vomitar lo que ha tragado; ya no afluirán los pueblos a ella, hasta su muralla se ha derrumbado.


Pues bien, llegan días en que destruiré los ídolos de Babilonia, su país quedará desconcertado, todo él repleto de víctimas.


Pues bien, llegan días —oráculo del Señor— en que pediré cuentas a sus ídolos, y sus heridos gemirán por todo el país.


Babilonia era una copa de oro, manejada por la mano del Señor, que emborrachaba a toda la tierra; las naciones bebían de su vino y así quedaban aturdidas.


Y, mientras bebían, alababan a sus dioses de oro y de plata, de bronce y de hierro, de leño y de piedra.


Mientras esperaba en Atenas a Silas y a Timoteo, Pablo se sentía exasperado al ver la ciudad sumida en la idolatría.


El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates. El agua del río se secó y el cauce quedó convertido en camino para los reyes procedentes del este.


Escrito en su frente tenía un nombre misterioso: «Babilonia, la poderosa, la madre de todas las prostitutas y de todas las aberraciones de la tierra».


La gente de la ciudad dijo entonces a Joás: —Entréganos a tu hijo, y que muera, porque ha derruido el altar de Baal y ha cortado el árbol sagrado que se alzaba a su lado.


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