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Jeremías 48:10 - La Palabra (versión española)

10 ¡Maldito quien sea negligente en la tarea que encargó el Señor! ¡Maldito quien trate de impedir que su espada se harte de sangre!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová, y maldito el que detuviere de la sangre su espada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 ¡Malditos los que se rehúsen a hacer el trabajo del Señor, los que retengan la espada del derramamiento de sangre!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Maldito el que ejecuta con flojera el trabajo que Yavé le ha encomendado. ¡Maldito el que tiene su espada limpia de sangre!

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¡Maldito el que haga la obra de YHVH indolentemente! ¡Maldito el que retraiga su espada de derramar sangre!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¡Maldito quien haga la obra de Yahveh con negligencia! ¡Maldito quien prive de sangre a su espada!

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Jeremías 48:10
15 Referans Kwoze  

Cuando pasó el rey, el profeta le dijo a voces: —Cuando tu servidor estaba en el fragor de la batalla, un hombre se acercó y me entregó un prisionero, encargándome: «Vigila a este hombre y, como llegue a escapar, lo pagarás con tu vida o con un talento de plata».


Pero mientras tu servidor andaba ocupado en otras cosas, el prisionero desapareció. El rey de Israel le dijo: —¡Tú mismo acabas de pronunciar tu sentencia!


Entonces le dijo al rey: —Así dice el Señor: Por haber dejado en libertad al hombre que yo había condenado al exterminio, tú y tu pueblo pagaréis con la vida por la de él y la de su pueblo.


Entonces el profeta se enfadó con él y le dijo: —Si hubieras golpeado cinco o seis veces, habrías derrotado a Siria hasta acabar con ella; pero así solo la derrotarás tres veces.


Les dirás: Así dice el Señor, Dios de Israel: Maldito quien no escuche los términos de esta alianza,


¡Ay espada del Señor! ¿cuándo pararás de una vez? ¡Métete en la vaina, descansa ya, aquiétate!


¿Cómo puede estar quieta si recibió una orden del Señor, si la ha convocado contra Ascalón y el litoral?


El Señor abrió su arsenal y sacó los instrumentos de su cólera, pues tiene Dios, el Señor del universo, una tarea en el país de los caldeos.


Matad todas sus reses, que acaben en el matadero. ¡Ay de ellos, llega su día, el momento de rendir cuentas!


Y vosotros moveos y perseguid a vuestros enemigos; cortadles la retirada y no los dejéis entrar en sus ciudades, porque el Señor vuestro Dios los ha entregado en vuestras manos.


Maldecid a Meroz, maldecidla, dice el ángel del Señor, maldecid a sus moradores: porque no vinieron en ayuda del Señor, en ayuda del Señor, entre los héroes.


Por tanto, ataca a Amalec, consagra sin miramientos al exterminio todas sus pertenencias y mata hombres y mujeres, muchachos y bebés, vacas y ovejas, camellos y asnos.


Pero Saúl y el ejército perdonaron la vida a Agag y a las mejores ovejas y vacas, a las terneras y a los corderos, es decir, a todo lo valioso, y no quisieron consagrarlo al exterminio. En cambio sí aniquilaron todas las cosas inútiles y sin valor.


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