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Jeremías 36:5 - La Palabra (versión española)

5 Después Jeremías le ordenó a Baruc: —Como estoy preso, no puedo ir al Templo del Señor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Después mandó Jeremías a Baruc, diciendo: A mí se me ha prohibido entrar en la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces Jeremías le dijo a Baruc: «Estoy preso aquí y no puedo ir al templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Jeremías mandó decirle a Baruc: 'Estoy detenido y no puedo ir a la Casa de Yavé,

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Después Jeremías mandó a Baruc, diciendo: A mí se me ha prohibido entrar en la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Después Jeremías dio a Baruc esta orden: 'Yo estoy arrestado, no puedo ir al templo de Yahveh.

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Jeremías 36:5
15 Referans Kwoze  

Después de esto fui a casa de Semaías, hijo de Delaías y nieto de Mejetabel, que se encontraba recluido en casa. Me dijo: —Reunámonos en el Templo de Dios, en el interior del santuario, y cerremos sus puertas porque esta noche van a venir a matarte.


Has alejado de mí a mis amigos, me has hecho odioso para ellos; estoy encerrado y no puedo salir;


Entonces Pasjur mandó que azotaran al profeta Jeremías y que lo metieran en el cepo que hay en la Puerta de Benjamín, la de arriba, en el Templo del Señor.


A continuación entregué el contrato de compra a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Majsías, en presencia de mi primo Janamel, de los testigos que habían firmado el contrato y de los judíos que estaban en el patio de la guardia.


Por aquel entonces las fuerzas del rey de Babilonia estaban asediando Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la guardia, en el palacio del rey de Judá.


De nuevo recibió Jeremías la palabra del Señor, mientras seguía detenido en el patio de la guardia:


Estos se irritaron contra Jeremías y mandaron que lo azotaran y lo metieran en prisión, en casa del funcionario Jonatán, que habían acondicionado como cárcel.


Jeremías se quedó en el patio de la guardia hasta que Jerusalén fue conquistada.


Agarraron a Jeremías y lo arrojaron a la cisterna de Malquías, príncipe real, la que está en el patio de la guardia, bajándolo con sogas. La cisterna no tenía agua, pero estaba llena de barro, y Jeremías se hundió en él.


Ahora voy a quitarte las cadenas de las manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, puedes hacerlo; yo me ocuparé de ti. Ahora bien, si te parece mal venir conmigo a Babilonia, puedes quedarte. Tienes ante ti todo el país; puedes ir donde te guste o donde te parezca bien.


¿Que están al servicio de Cristo? Pues aunque sea una insensatez decirlo, más lo estoy yo. Los aventajo en fatigas, en encarcelamientos, en las muchas palizas recibidas, en tantas veces como he estado al borde de la muerte.


Por todo lo cual yo, Pablo, soy prisionero de Cristo Jesús por amor a vosotros, los de origen pagano.


del que soy ahora un embajador encadenado. Que Dios me conceda el valor de anunciarlo como debo.


y por el que sufro hasta encontrarme encarcelado como si fuera un malhechor. Pero nadie puede encadenar la palabra de Dios.


Otros soportaron ultrajes, latigazos, cadenas y cárceles;


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