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Jeremías 32:30 - La Palabra (versión española)

30 Porque los israelitas y los judíos hacen desde su juventud lo que me parece mal, me han irritado con sus obras —oráculo del Señor—.

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Biblia Reina Valera 1960

30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo malo delante de mis ojos desde su juventud; porque los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Desde su comienzo Israel y Judá solo han hecho lo malo. Me han enfurecido con todas sus malas acciones —dice el Señor—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Pues los hijos de Israel y los de Judá no han hecho otra cosa, desde su juventud, más que disgustarme; sí, los hijos de Israel no han hecho más que molestarme con las obras de sus manos, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo malo ante mis ojos desde su juventud. Ciertamente los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá, desde su juventud, no han hecho sino lo que es malo a mis ojos, ya que los hijos de Israel no han hecho más que ofenderme con las obras de sus manos -oráculo de Yahveh-.

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Jeremías 32:30
25 Referans Kwoze  

Cuando el Señor aspiró el grato aroma se dijo: «Aunque las intenciones del ser humano son perversas desde su juventud, nunca más volveré a maldecir la tierra por su culpa. Jamás volveré a destruir a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo.


Pero ellos acabaron rebelándose, afligieron su santo espíritu; y él se convirtió en su enemigo, e hizo la guerra contra ellos.


El Señor del universo, que te plantó, ha decretado una desgracia contra ti, a causa de la maldad de Israel y de Judá, de todo lo que hicieron para irritarme, quemando incienso a Baal.


Os guié a una tierra de huertos, para comer sus frutos deliciosos, pero al entrar contaminasteis mi tierra, hicisteis mi heredad abominable.


Te hablé cuando vivías tranquila, y dijiste: «No pienso escuchar». Esta es tu conducta desde joven: no escuchar lo que te digo.


No vayáis detrás de dioses extranjeros, sirviéndolos y adorándolos, y no me irritéis con vuestras obras; así tampoco os trataré mal».


Pero, para vuestra desgracia, no me escuchasteis —oráculo del Señor— y seguisteis irritándome con vuestras obras.


¡Acostémonos en nuestra vergüenza, cubrámonos con nuestra deshonra! Desde que éramos jóvenes hasta hoy, nosotros, lo mismo que nuestros antepasados, hemos pecado contra el Señor, nuestro Dios, nos hemos negado a obedecerlo».


Tus amantes te olvidaron, ya no andarán tras de ti. Te herí por medio del enemigo (sin duda un escarmiento cruel), a causa de tus muchas culpas, de la gran cantidad de tus pecados.


—Toma un rollo y escribe en él todo lo que te he dicho relativo a Israel, a Judá y a todas las naciones, desde que empecé a hablarte en tiempos de Josías hasta hoy.


debido a las maldades que cometieron: me irritaron quemando ofrendas de incienso y dando culto a dioses extraños que ni ellos, ni vosotros ni vuestros antepasados conocían.


Además me irritáis con vuestras obras, pues quemáis ofrendas de incienso a dioses extraños en el país de Egipto, al que habéis venido a vivir como forasteros; de esa forma vosotros mismos seréis exterminados y os convertiréis en maldición e ignominia para todas las naciones de la tierra.


«¿No está el Señor en Sion? ¿No está su rey en ella?». «¿Por qué me irritaron con sus ídolos, con esas naderías extranjeras?».


Los conduje a la tierra que juré solemnemente darles, pero, en cuanto vieron colinas elevadas y árboles frondosos, empezaron a ofrecer allí sus sacrificios, a presentar dones irritantes, a depositar ofrendas de aroma que aplaca y a hacer sus libaciones.


Pero se rebelaron contra mí y no quisieron escucharme; no se desprendieron de los dioses falsos que los seducían ni prescindieron de los ídolos de Egipto. Pensé entonces derramar mi cólera sobre ellos y desahogar mi ira contra ellos en pleno territorio egipcio.


Se prostituyeron en Egipto siendo jóvenes. Allí fueron manoseados sus pechos y acariciados sus senos de doncella.


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