Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Jeremías 31:19 - La Palabra (versión española)

19 Tras volver, me he arrepentido; ahora que lo he comprendido me doy golpes en el muslo. Estoy abochornado y avergonzado, al tener que soportar la vergüenza de lo que hice en mis años mozos».

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

19 Porque después que me aparté tuve arrepentimiento, y después que reconocí mi falta, herí mi muslo; me avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Me aparté de Dios, pero después tuve remordimiento. ¡Me di golpes por haber sido tan estúpido! Estaba profundamente avergonzado por todo lo que hice en los días de mi juventud”.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Si bien me he descarriado, ahora me arrepiento, me doy cuenta y me golpeo el pecho. Estoy avergonzado y confundido, pues pesa sobre mí mi infame juventud.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

19 Si me aparté, después me arrepentí: Reconocí mi falta y herí mi muslo; Me avergoncé y aún quedé confuso, Porque llevaba la afrenta de mi juventud.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Porque después de haberme convertido, siento arrepentimiento; y después de haberme conocido, me doy golpes de pecho; estoy avergonzado y compungido, y soporto la infamia de mi juventud'.

Gade chapit la Kopi




Jeremías 31:19
30 Referans Kwoze  

suplicando: —Dios mío, estoy avergonzado y confuso y no me atrevo a levantar mi rostro hacia ti, pues nuestros pecados se han multiplicado y nuestras culpas se amontonan hasta llegar al cielo.


Anotas en mi cuenta rebeldías, me acusas de faltas de juventud;


Aunque sus huesos desborden energía, acabarán con él en el polvo.


Antes de haber sufrido pequé, pero ahora respeto tu palabra.


olvida mis faltas de juventud y mis pecados, recuérdame en tu amor, por tu bondad, Señor.


No temas, no serás defraudada, no te apures, no te afrentarán. Olvidarás la vergüenza de tu mocedad, no recordarás la afrenta de tu viudez.


Te hablé cuando vivías tranquila, y dijiste: «No pienso escuchar». Esta es tu conducta desde joven: no escuchar lo que te digo.


¡Acostémonos en nuestra vergüenza, cubrámonos con nuestra deshonra! Desde que éramos jóvenes hasta hoy, nosotros, lo mismo que nuestros antepasados, hemos pecado contra el Señor, nuestro Dios, nos hemos negado a obedecerlo».


Porque los israelitas y los judíos hacen desde su juventud lo que me parece mal, me han irritado con sus obras —oráculo del Señor—.


Y si te preguntan por qué lanzas gemidos, les dirás: «Porque llega una noticia ante la cual todos quedarán descorazonados y acobardados, los ánimos se debilitarán y las rodillas flaquearán. Ya está llegando, y se cumplirá». —Oráculo del Señor Dios.


Grita y clama, hijo de hombre, pues está destinada a mi pueblo, a todos los príncipes de Israel: compartirán la espada con mi pueblo. Por tanto, golpéate el pecho,


Se prostituyeron en Egipto siendo jóvenes. Allí fueron manoseados sus pechos y acariciados sus senos de doncella.


Os daré un corazón nuevo y derramaré un espíritu nuevo en medio de vosotros; os arrancaré del cuerpo el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.


Entonces os acordaréis de vuestra conducta indigna y de vuestras malas acciones, y sentiréis asco de vosotros mismos, de vuestros pecados y de vuestras abominaciones.


se acordarán de mí en esas naciones adonde vayan deportados. Haré trizas su corazón adúltero, que se apartó de mí, y arrancaré sus ojos, que se prostituyeron con sus ídolos. Tendrán entonces asco de sí mismos, por las maldades que cometieron, por todas sus acciones abominables.


derramaré, en cambio, sobre la dinastía de David y los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración. Dirigirán sus miradas hacia mí, a quien traspasaron, harán duelo como se hace por un hijo único y llorarán amargamente como se llora a un primogénito.


Y ahora resulta que llega este hijo tuyo, que se ha gastado tus bienes con prostitutas, y mandas matar en su honor el becerro cebado».


En cambio, el recaudador de impuestos, que se mantenía a distancia, ni siquiera se atrevía a levantar la vista del suelo, sino que se golpeaba el pecho y decía: «¡Oh Dios!, ten compasión de mí, que soy pecador».


¿Y cuál fue el resultado? Vergüenza os da decirlo, porque todo desembocó en la muerte.


si te vuelves al Señor tu Dios, tú y tus hijos, con todo tu corazón y toda tu alma, tal como hoy te lo ordeno,


y capaz de corregir con dulzura a los contradictores.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite