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Jeremías 30:14 - La Palabra (versión española)

14 Tus amantes te olvidaron, ya no andarán tras de ti. Te herí por medio del enemigo (sin duda un escarmiento cruel), a causa de tus muchas culpas, de la gran cantidad de tus pecados.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo te herí, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad y de la multitud de tus pecados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Todos tus amantes, tus aliados, te han abandonado y ya no se interesan por ti. Te he herido cruelmente como si fuera tu enemigo. Pues tus pecados son muchos y tu culpa es grande.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 ¡Todos tus amantes te olvidaron, ya no se interesan por ti! Sí, yo te he herido como hiere el enemigo, con un golpe seco, por tu enorme culpa y por tus numerosos pecados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Tus amantes te olvidaron y ya no te buscan, Pues te he herido como hiere un enemigo, Con azote de adversario cruel, por la magnitud de tu maldad, y la multitud de tus pecados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Todos tus amantes te olvidaron, no se preocuparon de ti. Como hiere un enemigo te herí, con castigo riguroso, por tu gran iniquidad, porque fueron muchos tus pecados.

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Jeremías 30:14
38 Referans Kwoze  

Su cólera me ataca y me desgarra; me enseña sus dientes rechinando y me observa con ojos hostiles.


Ha atizado su cólera contra mí, me trata como a un enemigo.


Te has convertido en mi verdugo y tu potente brazo se ceba en mí.


Enloquecidos por su mala conducta, abatidos por sus faltas,


¡Grita, a ver si te salvan tus ídolos! Serán todos presa del viento, serán arrebatados por un soplo. Pero quien se acoja a mí heredará el país, recibirá en herencia mi monte santo.


Les comunicarás esta palabra: Mis ojos se deshacen en lágrimas, de noche y de día, sin descanso, por el terrible quebranto sufrido por la doncella, capital de mi pueblo, herida de un golpe fatal.


¿Por qué tomas a la ligera tu cambio de estilo de vida? Acabarás decepcionada de Egipto, lo mismo que de Asiria.


Sube al Líbano y grita, alza tu voz en Basán; grita desde Abarín, pues están destrozados tus amantes.


El viento apacentará a tus pastores, tus amantes irán al destierro. Entonces quedarás defraudada, avergonzada de toda tu maldad.


¿Por qué gritas por tu herida? ¿Porque es tu llaga incurable? Si te traté de esa manera, ha sido a causa de tus muchas culpas, de la gran cantidad de tus pecados.


Los caldeos que la atacan vendrán y pegarán fuego a esta ciudad, y la quemarán junto con las casas sobre cuyas terrazas se quemaban ofrendas de incienso a Baal y se hacían libaciones a dioses extranjeros, con el ánimo de irritarme.


Porque los israelitas y los judíos hacen desde su juventud lo que me parece mal, me han irritado con sus obras —oráculo del Señor—.


Metieron sus ídolos abominables en el Templo que lleva mi nombre, profanándolo.


Construyeron santuarios a Baal en el valle de Ben Hinón, para pasar a fuego a sus hijos e hijas en honor a Moloc, algo que no les había ordenado ni me había pasado por la imaginación. Con esas abominaciones hicieron pecar a Judá.


Todas las mujeres que quedan en el palacio del rey de Judá serán sacadas y entregadas a los oficiales del rey de Babilonia, y dirán así: «Te han engañado y vencido los que eran tus íntimos amigos: tus pies se han hundido en el fango, pero ellos se batieron en retirada».


Y una vez devastada, ¿qué harás, tú, que te vistes de púrpura, te adornas con joyas de oro y resaltas tus ojos con sombra? De nada sirve embellecerte; tus amantes te han rechazado, y solo buscan tu muerte.


El Señor ya no pudo aguantar la maldad de vuestras acciones y las abominaciones que cometíais, y vuestra tierra se convirtió en ruinas, desolación y maldición, y se quedó sin habitantes hasta el día de hoy.


Iré, pues, donde los bien situados, voy a dirigirme a quienes conocen cómo actúa el Señor y qué es lo que quiere su Dios». Pero habían roto el yugo y habían soltado las riendas.


Por eso, un león de la selva los herirá, un lobo estepario los destrozará; una pantera acecha sus ciudades y desgarra a quien sale de ellas. Pues son numerosas sus rebeldías, han multiplicado sus traiciones.


Manejan arco y jabalina, son crueles, sin entrañas; su voz es un mar embravecido, cabalgan a lomos de corceles; formados para entrar en lucha contra ti, ciudad de Babilonia.


armados con arco y jabalina; son crueles, no tienen compasión, sus gritos son un mar embravecido, cabalgan a lomos de caballo, todos dispuestos para el combate, para atacarte, Sion capital.


Pedí auxilio a mis amantes, pero ellos me traicionaron. Mis sacerdotes y ancianos murieron en la ciudad buscando algún alimento con que reanimar sus vidas.


Pasa las noches llorando, riega el llanto sus mejillas; no hay nadie que la consuele entre todos sus amantes; sus amigos la han dejado y se le han vuelto enemigos.


¡Cómo ha nublado mi Dios, con su cólera a Sion! Desde el cielo echó por tierra el esplendor de Israel, olvidó lleno de ira al pedestal de sus pies.


Por eso, Oholibá, así dice el Señor Dios: Voy a incitar contra ti a tus amantes, a esos de quienes te hastiaste, y haré que te ataquen por todos los flancos:


Por eso, la entregué en manos de sus amantes asirios, de quienes se había prendado.


Israel en masa ha transgredido tu ley, te ha dado la espalda y no te ha obedecido. Por haber pecado contra ti, han caído sobre nosotros las maldiciones y amenazas escritas en la ley de Moisés, siervo de Dios.


Nos ha alcanzado esta calamidad conforme a lo escrito en la ley de Moisés, pues no hemos aplacado al Señor, nuestro Dios, abandonando nuestras iniquidades y reconociendo tu fidelidad.


Hemos pecado y cometido maldades. Somos culpables, pues nos hemos rebelado y hemos abandonado tus mandamientos y tu ley.


Si no lo hace así, la despojaré y la dejaré desnuda, como en el día de su nacimiento; la dejaré como un desierto, la convertiré en tierra reseca y la haré morir de sed.


Pues yo seré león para Efraín, un cachorro de león para Judá. Yo mismo desgarraré la presa, la llevaré y nadie me la quitará.


Hasta la frontera te han empujado todos tus aliados traicionándote; tus mejores amigos se han enseñoreado de ti; los que compartían tu mesa han tendido una trampa a tus pies. ¡Ya no queda sabiduría en Edom!


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