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Jeremías 23:6 - La Palabra (versión española)

6 En sus días estará a salvo Judá, Israel vivirá con tranquilidad, y la gente le pondrá de nombre: «El Señor es nuestra justicia».

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Biblia Reina Valera 1960

6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Y su nombre será: “El Señor es nuestra justicia”. En ese día Judá estará a salvo, e Israel vivirá seguro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 El gobernará este país según la justicia y el derecho. En aquel tiempo Judá gozará de paz, e Israel permanecerá seguro. Y éste es el nombre que le darán: Yavé-nuestra-justicia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 En sus días será salvo Judá, E Israel habitará confiado, Y se apellidará con este nombre: YHVH Sidkenu.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 En sus días se salvará Judá, e Israel morará seguro. Éste es el nombre con que lo llamarán: 'Yahveh, nuestra justicia'.

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Jeremías 23:6
50 Referans Kwoze  

Tus flechas están afiladas, se te someten los pueblos, desfallecen los enemigos del rey:


Únicamente el territorio de Gosen, donde vivían los israelitas, se libró del granizo.


Juzgará entre nación y nación, arbitrará a pueblos numerosos. Convertirán sus espadas en arados, harán hoces con sus lanzas. No se amenazarán las naciones con la espada, ni se adiestrarán más para la guerra.


Si un monarca reina con justicia y los príncipes gobiernan rectamente,


Mi pueblo habitará en plácidos pastos: confiados en sus moradas, satisfechos en sus casas,


Pues el Señor nos gobierna y da leyes, el Señor es nuestro rey victorioso.


Excelso es el Señor, que habita en lo alto, colma a Sion de justicia y derecho;


No habrá por allí leones ni merodearán bestias feroces; caminarán por allí los redimidos.


Yo, el Señor, te llamo con amor, te tengo asido por la mano, te formo y te convierto en alianza de un pueblo, en luz de las naciones;


Pero el Señor salva a Israel con una victoria permanente. No se sentirán defraudados ni avergonzados nunca jamás.


no tendrá, pues, éxito ninguna arma esgrimida contra ti, y podrás vencer en juicio a cualquiera que pleitee contra ti. Esta es la herencia de los siervos del Señor, esta es la victoria que por mí alcanzarán —oráculo del Señor.


Pues bien, será el propio Señor quien os dará una señal: Vedla, la joven está embarazada y va a dar a luz un hijo, al que llamará Dios-con-nosotros.


Para aumentar el señorío con una paz sin fronteras sobre el trono de David; lo asentará en todo su territorio con seguridad y firmeza, con justicia y con derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor del universo piensa ejecutar todo esto.


Yo conozco mis designios sobre vosotros —oráculo del Señor—. Son designios de bienestar, no de desgracia, pues os ofrezco un futuro y una esperanza.


No temas, siervo mío, Jacob —oráculo del Señor—, no tengas miedo, Israel. Te traeré ya libre, de lejos, traeré a tus hijos del destierro; Jacob volverá y descansará, tranquilo y sin sobresaltos,


Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Cuando yo cambie su suerte, volverán a decir esta letrilla en el territorio de Judá y en sus ciudades: «Que el Señor te bendiga, morada de justicia, montaña santa».


Voy a reunirlos de todos los países adonde los dispersé con ira, con cólera y con rabia incontrolada. Los haré volver a este lugar y lo habitarán tranquilos.


En aquellos días y en aquel tiempo le brotará a David un vástago legítimo que impondrá en el país la justicia y el derecho.


En aquellos días Judá quedará a salvo y Jerusalén podrá vivir confiada, y la llamarán «el Señor es nuestra justicia».


En su mano derecha ya tiene el vaticinio que indica Jerusalén; ya puede abrir su boca para lanzar el grito de guerra, para ordenar la instalación de arietes junto a las puertas, la construcción de un terraplén y la preparación del asedio.


Se establecerán en ella tranquilamente, construirán viviendas y plantarán viñas. Se establecerán en ella tranquilamente cuando yo juzgue a todos los vecinos que la desprecian. Y reconocerán que yo soy su Dios.


Por eso, profetiza, hijo de hombre. Comunica lo siguiente a Gog: Esto dice el Señor Dios: Aquel día, cuando mi pueblo Israel se establezca confiado, seguro que te enterarás


Por tanto, el perímetro medirá nueve mil metros. Y, de ahora en adelante, la ciudad se llamará: «El Señor está allí».


Han sido fijadas setenta semanas para que tu pueblo y tu ciudad santa pongan fin al delito, acaben con los pecados, expíen su culpa, establezcan una justicia eterna, sellen la visión y la profecía y consagren el lugar santísimo.


Tú, Señor, eres justo, mientras que nosotros, la gente de Judá, los habitantes de Jerusalén y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todos los países por donde nos dispersaste a causa de nuestra infidelidad hacia ti, nos encontramos ahora cubiertos de vergüenza.


Sin embargo a la casa de Judá la amaré y los salvaré por el honor del Señor su Dios. No los salvaré por medio de arco, espada o guerra, ni por medio de caballos o jinetes.


Y ese día —oráculo del Señor— me llamarás «marido mío» y nunca más «baal mío».


Pero en el monte de Sion, nuevamente lugar santo, quedará a salvo un resto y la descendencia de Jacob recobrará sus posesiones.


Subirán victoriosos al monte de Sion y gobernarán en el monte de Esaú. ¡El reinado será del Señor!


Será un resto de Israel que no practicará la iniquidad ni hablará con mentiras; no pronunciarán sus labios ninguna palabra engañosa. Pastarán y reposarán sin que nadie los haga temblar.


Haré fuerte al pueblo de Judá y daré la victoria a la descendencia de José. Los repatriaré, pues me compadezco de ellos, y será como si nunca los hubiera rechazado, pues soy el Señor, su Dios, que los escucha.


y aquel día —oráculo del Señor del universo— os invitaréis unos a otros a la sombra de la parra y de la higuera.


Justicia de Dios que alcanza a todos los creyentes por medio de la fe en Jesucristo. A todos sin distinción,


que os ha injertado en Cristo Jesús, convertido para nosotros en sabiduría divina, en poder salvador, santificador y liberador.


Al que no tuvo experiencia de pecado, Dios lo trató por nosotros como al propio pecado, para que, por medio de él, experimentemos nosotros el poder salvador de Dios.


Quiero vivir unido a él, no por la rectitud que viene del cumplimiento de la ley, sino por la que nace de haber creído en Cristo, es decir, la que Dios nos concede por razón de la fe.


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