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Jeremías 21:6 - La Palabra (versión española)

6 Mataré a los habitantes de esta ciudad: personas y animales morirán víctimas de una gran peste.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Y heriré a los moradores de esta ciudad, y los hombres y las bestias morirán de pestilencia grande.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Enviaré una plaga terrible sobre esta ciudad y morirán tanto la gente como los animales.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Enviaré sobre los habitantes de esta ciudad, hombres y bestias, una terrible peste, para que mueran.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y heriré a los habitantes de esta ciudad, tanto al hombre como la bestia, que morirán de gran pestilencia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 y heriré a los habitantes de esta ciudad, hombres y animales, que morirán de una gran epidemia.

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Jeremías 21:6
26 Referans Kwoze  

dijo: —Voy a borrar de la superficie de la tierra al ser humano que he creado, y también a los animales, reptiles y aves del cielo. ¡Cómo me arrepiento de haberlos creado!


Yo pregunté: «¿Hasta cuándo, Señor?». Me respondió: Hasta que queden desoladas y sin habitantes las ciudades, las casas sin personas, los campos devastados.


Aunque ayunen, no pienso escuchar sus gritos; y, aunque ofrezcan holocaustos y sacrificios, no voy a complacerme en ellos. Los pienso aniquilar mediante la espada, el hambre y la peste.


Morirán de muerte terrible; no serán llorados ni enterrados; servirán de estiércol para el campo. Serán aniquilados por la espada y el hambre, y sus cadáveres servirán de alimento a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.


pues así dice el Señor: Te voy a convertir en terror para ti y todos tus allegados, que caerán abatidos por la espada enemiga delante de tus ojos. Y voy a entregar a toda la gente de Judá en manos del rey de Babilonia, que los deportará a Babilonia donde los matará a espada.


En estos momentos los taludes llegan a la ciudad para conquistarla, y la ciudad está condenada a caer en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la peste. Lo que anunciaste ha tenido lugar; tú mismo lo estás viendo.


Así dice el Señor del universo: En este lugar arruinado, sin gente y sin animales, y en todas sus ciudades todavía habrá dehesas donde los pastores hagan reposar a sus ganados.


Por eso, así dice el Señor: Por no haber hecho caso a mi deseo de que cada cual proclamase la liberación de su hermano y su prójimo, ahora voy a proclamar yo —oráculo del Señor— la liberación por la espada, la peste y el hambre, y voy a hacer de vosotros ejemplo de escarmiento para todos los reinos de la tierra.


Luego dirás a Joaquín, rey de Judá: Así dice el Señor: Tú has quemado ese rollo diciendo: «¿Por qué has escrito en él que el rey de Babilonia destruirá esta ciudad y exterminará a las personas y los animales que la habiten?».


Pues ahora, tenedlo bien presente: moriréis víctimas de la espada, del hambre y de la peste en el lugar que habéis elegido para residir como forasteros.


Por eso, así dice el Señor Dios: Voy a derramar mi ira y mi cólera sobre este lugar, sobre personas y animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; arderán y no se apagarán.


Pero dejaré a algunos de ellos, que escaparán a la espada, al hambre y a la peste; de ese modo podrán contar en las naciones adonde vayan las abominaciones que habéis cometido, y así reconocerán que yo soy el Señor.


—Hijo de hombre, si un país peca contra mí cometiendo infidelidad y extiendo mi mano contra él, acabo con su abasto de pan, lo hago víctima del hambre y acabo con las personas y los animales que lo habitan,


O imaginemos que envío la espada contra ese país ordenando que extermine a personas y animales;


O imaginemos que envío la peste contra ese país y derramo sobre él mi sangrienta cólera, con ánimo de acabar con personas y animales;


Esto dice el Señor Dios: Cuando envíe contra Jerusalén mis cuatro azotes funestos: la espada, el hambre, las bestias salvajes y la peste, con ánimo de acabar con personas y animales,


Y añadirás: Esto dice el Señor Dios: Juro por mí mismo que los que habitan entre ruinas caerán víctimas de la espada, juro que entregaré como alimento a las fieras a los que estén en campo abierto, y que los que se refugian en lugares escarpados y cuevas morirán de peste.


Y reconocerán que soy el Señor cuando convierta el país en pura desolación, por todas las abominaciones que cometieron.


La espada espera en la calle, la peste y la hambruna en casa: el que se encuentre en descampado morirá herido por la espada, el que se encuentre en la ciudad será devorado por la hambruna y la peste.


Por eso el país está de luto y todos sus habitantes languidecen; desaparecen las aves del cielo, las bestias del campo e incluso los peces del mar.


Pues bien, por vuestra culpa Sion será arada como un campo, Jerusalén terminará en montón de piedras y el monte del Templo en cerro de espinos.


Aniquilaré toda persona y animal: no dejaré pájaros en el cielo ni peces en el mar; haré perecer a los malvados y exterminaré a todo ser humano sobre la superficie de la tierra —oráculo del Señor—.


A unos los pasarán a cuchillo y a otros los llevarán cautivos a todas las naciones. Y Jerusalén será pisoteada por los paganos hasta que llegue el tiempo designado para estos.


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