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Jeremías 21:2 - La Palabra (versión española)

2 —Consulta al Señor por nosotros, ahora que Nabucodonosor, rey de Babilonia, está en guerra con nosotros. Tal vez el Señor realice a nuestro favor sus conocidos prodigios, y Nabucodonosor levante el cerco.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Consulta ahora acerca de nosotros a Jehová, porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros; quizá Jehová hará con nosotros según todas sus maravillas, y aquel se irá de sobre nosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 —Por favor, habla al Señor por nosotros y pídele que nos ayude. El rey Nabucodonosor está atacando a Judá. Quizá el Señor sea misericordioso y haga un poderoso milagro como lo ha hecho en el pasado. Tal vez obligue a Nabucodonosor a que retire sus ejércitos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Consulta, en nombre de nosotros, a Yavé, pues Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando; a lo mejor Yavé vuelve a hacer para nosotros algunos de sus milagros, y el enemigo se retira de nuestra presencia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Te ruego que consultes a YHVH de nuestra parte, porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros: quizá YHVH haga con nosotros conforme a todas sus maravillas para que aquél se retire de nosotros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Consulta por nosotros a Yahveh, pues Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando. Tal vez Yahveh haga en favor nuestro alguno de sus prodigios, de tal modo que aquél se aleje de nosotros'.

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Jeremías 21:2
44 Referans Kwoze  

Las principales ciudades de su reino fueron: Babel, Erec, Acad y Calné, en la región de Senaar.


Pero el ángel del Señor dijo a Elías, el tesbita: —Sal al encuentro de los mensajeros del rey de Samaría y diles: «¿Es que no hay Dios en Israel, para que tengáis que ir a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón?


El rey de Asiria trajo gente de Babilonia, Cutá, Avá, Jamat y Sefarváin y la estableció en las ciudades de Samaría, en lugar de los israelitas. Esa gente tomó posesión de Samaría y se instaló en sus ciudades.


Entonces el Señor envió un ángel que aniquiló a todos los valientes del ejército y a sus jefes y oficiales en el campamento del rey de Asiria, que tuvo que regresar abochornado a su tierra. Y cuando entraba en el templo de sus dioses fue asesinado por sus propios hijos.


Suplicad al Señor que cesen los potentes truenos y el granizo y no os retendré más. Esta vez os dejaré salir.


aunque apeláis a la ciudad santa y os apoyáis en el Dios de Israel, que se llama Señor del universo.


Dijo el Señor: ¿No te he fortalecido para bien? ¿No he intervenido en tu favor cuando el enemigo te causaba desgracias y peligros?


Les respondió Jeremías: —Esto le diréis a Sedecías:


—¡Ay, Señor mi Dios! Tú eres quien ha hecho el cielo y la tierra con gran poder y brazo extendido. Nada te resulta imposible.


En estos momentos los taludes llegan a la ciudad para conquistarla, y la ciudad está condenada a caer en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la peste. Lo que anunciaste ha tenido lugar; tú mismo lo estás viendo.


Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor mientras Nabucodonosor, rey de Babilonia, al mando de su ejército y de todos los reinos de la tierra bajo su dominio, luchaba contra Jerusalén y contra sus ciudades:


El rey Sedecías mandó que se lo llevaran a palacio y le preguntó en secreto: —¿Hay alguna palabra de parte del Señor? Jeremías respondió: —Sí. Serás entregado en manos del rey de Babilonia.


El rey Sedecías envió a Jehucal, hijo de Selemías, y a Sofonías, hijo del sacerdote Maasías, con este mensaje para el profeta Jeremías: «Consulta de nuestra parte al Señor, nuestro Dios».


—Así dice el Señor, Dios de Israel: Esto dirás al rey de Judá que te ha enviado a consultarme: El ejército del faraón, que había salido en vuestra ayuda, se vuelve a Egipto, su país.


el desastre seguirá al desastre, la alarma sucederá a la alarma. Buscarán en vano el oráculo del profeta, faltará la instrucción del sacerdote, se quedará sin consejo el anciano.


Consultaron luego al Señor, pues el Arca de la alianza de Dios se encontraba allí,


Entonces volvieron a consultar al Señor: —¿Pero está aquí ese hombre? El Señor respondió: —Está escondido entre el equipaje.


Samuel dijo a Saúl: —¿Por qué me has perturbado, haciéndome venir? Saúl respondió: —Estoy en un gran aprieto. Los filisteos me atacan y Dios me ha abandonado y ya no me responde ni por medio de los profetas ni a través de los sueños. Por eso te he llamado, para que me indiques qué debo hacer.


Entonces consultó al Señor, pero el Señor no le respondió ni por los sueños, ni por las suertes ni por los profetas.


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