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Jeremías 20:12 - La Palabra (versión española)

12 Señor, que examinas al honrado, que ves sentimientos y pensamientos, ¡que yo vea que te vengas de ellos, ya que a ti he encomendado mi causa!

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Biblia Reina Valera 1960

12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, tú pruebas a los justos y examinas los secretos y los pensamientos más profundos. Permíteme ver tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Yavé, Señor, tus ojos están pendientes del hombre justo. Tú conoces las conciencias y los corazones, haz que vea cuando te desquites de ellos, porque a ti he confiado mi defensa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¡Oh YHVH Sebaot, que pruebas al justo, escudriñando los riñones y el corazón! Haz que vea tu venganza en ellos, Porque a ti he expuesto mi causa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Yahveh Sebaot, juez justo, que sondeas el corazón y las entrañas, vea yo tu venganza contra ellos, pues a ti encomiendo mi causa.

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Jeremías 20:12
26 Referans Kwoze  

El rey Joás se olvidó de la lealtad que le había profesado Joyadá, padre de Zacarías, y asesinó a su hijo, que al morir dijo: —¡Que el Señor sea testigo y os pida cuentas!


el Señor sondea al justo y al malvado, él detesta al que ama la violencia.


Sondéame, oh Dios, conoce mi corazón, pruébame, penetra mis pensamientos;


Me has sondeado, me has examinado de noche, me has probado y no has hallado mal alguno. Mi boca no ha pecado;


Él me ha librado de todas mis angustias y he visto a mis enemigos derrotados.


Se alegrará el justo cuando vea la venganza y bañará sus pies en la sangre del malvado.


El Dios de bondad me acogerá, Dios hará que vea a mis rivales derrotados.


Confiad siempre en él los que formáis su pueblo; abrid ante él vuestro corazón, pues Dios es nuestro refugio. [Pausa]


¡Que acabe la maldad de los malvados! Fortalece a la persona recta, tú que sondeas el corazón y las entrañas, tú que eres un Dios justo.


Inunda de gozo a tu siervo, que hacia ti yo me dirijo.


Ezequías tomó la carta traída por los mensajeros y la leyó. Luego subió al Templo del Señor, la abrió ante el Señor


Estoy piando como golondrina, zureo igual que paloma; mis ojos se consumen mirando a lo alto. ¡Señor, me siento oprimido, sal fiador en mi favor!».


Señor del universo, juez justo, que sondeas lo que sentimos y pensamos, quiero ver cómo te vengas de ellos, pues a ti he encomendado mi causa.


Mi heredad era para mí igual que un león en plena selva: lanzaba contra mí su rugido, por eso llegué a detestarla.


Yo, el Señor, examino el corazón, sondeo el interior de las personas, para pagar a cada cual su conducta, conforme al fruto de sus acciones.


¡Fracasen mis perseguidores, no sea yo el fracasado; que sientan ellos terror, no sea yo el aterrado! ¡Envíales el día funesto, destrózalos con doble destrozo!


Cuando lo injuriaban, no respondía con injurias, sino que sufría sin amenazar y se ponía en manos de Dios, que juzga con justicia.


Así que, incluso los que sufren en conformidad con la voluntad divina, deben confiarse a la fidelidad del Creador, sin dejar de hacer el bien.


¡Alégrate, cielo, al contemplarla, y vosotros también, los consagrados a Dios, los apóstoles y los profetas, porque Dios ha vengado en ella vuestra causa!


En cuanto a sus hijos, los heriré de muerte, para que todas las iglesias sepan que yo soy el que sondea las conciencias y los corazones y el que dará a cada uno de vosotros según su merecido.


Y gritaron con voz poderosa: —Señor santo y veraz, ¿cuánto vas a tardar en hacernos justicia y vengar la muerte que nos dieron los que habitan la tierra?


Ana le respondió: —No es eso, señor; es que soy una mujer desgraciada, pero no he bebido vino ni alcohol; solo desahogaba mis penas ante el Señor.


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