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Jeremías 15:1 - La Palabra (versión española)

1 Me dijo el Señor: —Aunque se presentaran ante mí Moisés y Samuel, no me sentiría bien dispuesto hacia este pueblo. Échalos de mi presencia y que salgan.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Luego el Señor me dijo: «Aun si Moisés y Samuel se presentaran delante de mí para rogarme por este pueblo, no lo ayudaría. ¡Fuera con ellos! ¡Quítenlos de mi vista!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Y me dijo Yavé: Aunque Moisés y Samuel vinieran en persona a rogar por este pueblo, mi corazón no se compadecería de él. ¡Echalos de mi presencia, que se vayan lejos!

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 YHVH me respondió: Aunque estuvieran delante Moisés y Samuel° no me conmovería por este pueblo. ¡Échalos, que salgan de mi presencia!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Pero Yahveh me dijo: Ni aunque Moisés y Samuel estuvieran ante mí, se volvería mi alma hacia este pueblo. Échalos de mi presencia y que se vayan.

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Jeremías 15:1
32 Referans Kwoze  

Abrahán madrugó y volvió al lugar donde había estado hablando con el Señor.


El Señor rechazó a toda la estirpe de Israel y la humilló, entregándola en poder de saqueadores, hasta que los expulsó de su presencia.


Pensaba el Señor exterminarlos, pero Moisés, su elegido, intercedió delante de él para calmar su furia destructora.


De sus sacerdotes, Moisés y Aarón; de los que invocaban su nombre, Samuel: ellos llamaban al Señor y él les respondía.


El rey favorece al siervo eficiente y descarga su cólera sobre el inepto.


pues así dice el Señor: Esta vez voy a expulsar con honda a todos los habitantes del país; voy a hostigarlos de tal modo que no les permitiré escapar.


En cuanto a ti, no intercedas por este pueblo, ni eleves por ellos gritos ni súplicas, pues no pienso escucharlos cuando me invoquen en el momento de la desgracia.


Me dijo el Señor: —No intercedas por el bien de este pueblo.


Aunque ayunen, no pienso escuchar sus gritos; y, aunque ofrezcan holocaustos y sacrificios, no voy a complacerme en ellos. Los pienso aniquilar mediante la espada, el hambre y la peste.


Por eso, así dice el Señor: Si vuelves, te dejaré volver y estarás a mi servicio; si quitas la escoria del metal, yo hablaré por tu boca. Ellos volverán a ti, pero no vuelvas tú a ellos.


Os arrojaré de esta tierra a otra tierra que ni vosotros ni vuestros padres conocéis; allí daréis culto a dioses extranjeros, día y noche, pues no pienso concederos mi gracia.


Pues así dice el Señor: No entres en casas donde estén de luto, no participes en el duelo ni llores por ellos, pues he retirado de este pueblo mi paz —oráculo del Señor—, mi amor y mi compasión.


¿Se paga el bien con el mal? ¡Pues me han cavado una fosa! Recuerda que estuve ante ti pidiendo clemencia para ellos, apartando de ellos tu cólera.


¿Es una vasija despreciable y rota este tal Jeconías, o quizá un cacharro inútil? ¿Por qué fue expulsado con su familia, arrojado a un país que desconocían?


voy a levantaros en vilo y a arrojaros de mi presencia a vosotros y a esta ciudad que os di a vosotros y a vuestros antepasados.


Pues bien, así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Nunca faltará un descendiente a Jonadab, hijo de Recab, que esté día tras día a mi servicio.


Por eso, Jerusalén y Judá sufrieron las consecuencias de la cólera del Señor, que los arrojó de su presencia. Sedecías, por su parte, se rebeló contra el rey de Babilonia.


Oíd, mujeres, la palabra del Señor, escuchen vuestros oídos la palabra de su boca. Enseñad una endecha a vuestras hijas, cada una a su amiga esta elegía:


y resulta que en ese país viven tres hombres: Noé, Daniel y Job, estos salvarán su vida por su honradez —oráculo del Señor Dios—.


He buscado entre ellos uno solo que construyese un muro y que, en defensa del país, se mantuviese en la brecha frente a mí para evitar que yo lo destruyera, pero no he encontrado a nadie.


Toda su perversidad se manifestó en Guilgal; allí llegué a odiarlos. Por sus perversas acciones los arrojaré de mi casa y no los volveré a amar. Todos sus jefes son rebeldes.


Estaba Josué vestido con ropas sucias de pie en presencia del ángel


Entonces intercedí ante el Señor diciendo: Señor mi Dios, no aniquiles a tu heredad, a tu propio pueblo que con tu grandeza liberaste y sacaste de Egipto con gran poder.


Por eso Cristo no entró en un santuario construido por manos humanas —que era simple imagen del verdadero santuario—, sino que entró en el cielo mismo donde ahora intercede por nosotros en presencia de Dios.


Mi corazón está con los capitanes de Israel, con los voluntarios del pueblo. ¡Bendecid al Señor!


Y dijeron a Samuel: —Intercede por tus siervos ante el Señor tu Dios, para que no perezcamos, ya que hemos añadido a todos nuestros pecados el delito de pedirnos un rey.


Por mi parte, Dios me libre de pecar contra el Señor, dejando de interceder por vosotros. Yo os enseñaré el camino bueno y recto.


Samuel tomó un cordero lechal, lo sacrificó al Señor en holocausto, clamó al Señor en favor de Israel y el Señor lo escuchó.


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