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Jeremías 11:7 - La Palabra (versión española)

7 Pues ya se lo advertí solemnemente a vuestros antepasados cuando los hice subir del país de Egipto; y hasta el día de hoy no he dejado de repetir la advertencia: Hacedme caso.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Porque solemnemente protesté a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta el día de hoy, diciendo: Oíd mi voz.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pues les advertí solemnemente a sus antepasados cuando los saqué de Egipto: ‘¡Obedézcanme!’. He repetido esta advertencia una y otra vez hasta el día de hoy;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Pues constantemente les advertí a sus padres, y sin cesar se lo he repetido, desde que los hice subir de Egipto hasta el día de hoy: 'Escúchenme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 porque advertí solemnemente a vuestros padres en el día que los hice subir de la tierra de Egipto hasta el día de hoy; madrugando y sin cesar les he advertido, diciendo: ¡Oíd mi voz!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pues yo, con tiempo e insistentemente, amonesté a vuestros padres, desde el día en que los saqué del país de Egipto hasta hoy, en estos términos: escuchad mi voz'.

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Jeremías 11:7
29 Referans Kwoze  

El Señor había advertido a Israel y a Judá, por medio de todos sus profetas y videntes: «Apartaos de vuestro mal camino y guardad mis mandatos y preceptos, de acuerdo con la ley que di a vuestros antepasados y que os transmití por medio de mis siervos, los profetas».


El Señor, Dios de sus antepasados, les advirtió continuamente por medio de sus mensajeros, pues sentía compasión de su pueblo y de su morada;


diciéndole: —Si obedeces al Señor, tu Dios, haciendo lo que él aprueba, cumpliendo sus mandatos y observando todas sus leyes, no te enviaré las enfermedades que he enviado a los egipcios, porque yo soy el Señor, quien cuida de tu salud.


que yo establecí con vuestros antepasados cuando los saqué del país de Egipto, del horno de hierro, cuando les dije: Hacedme caso y poned en práctica todo lo que os ordeno; de ese modo seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.


—Desde el año décimo tercero de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta el día de hoy (veintitrés años en total) he recibido la palabra del Señor y os la he comunicado día tras día, pero no habéis escuchado.


También el Señor os ha enviado puntualmente a sus siervos los profetas, pero no escuchasteis ni os esforzasteis por escuchar.


no como la alianza que pacté con sus antepasados el día que los tomé de la mano para sacarlos del país de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo los había desposado —oráculo del Señor—.


Vinieron a tomar posesión de ella, pero no hicieron caso ni a ti ni a tus leyes; no cumplieron las normas que les diste, por eso convocaste contra ellos todas estas desgracias.


Pasados siete años, dejaréis en libertad al hermano hebreo que hayáis comprado y que os haya servido durante seis años; lo dejaréis marchar libre. Pero vuestros antepasados no me escucharon ni me prestaron atención.


Jonadab, hijo de Recab, mandó a sus hijos que no bebieran vino y, cumpliendo su mandato, no lo han probado hasta el día de hoy. Ellos obedecieron el mandato de su antepasado, pero a mí, que les he hablado sin descanso, no me han hecho caso.


Os envié una y otra vez a mis siervos los profetas con este mensaje: «Que cada cual abandone su mala conducta y mejore sus acciones, y no vayáis tras dioses extranjeros para darles culto, de ese modo habitaréis la tierra que os di a vosotros y a vuestros antepasados». Pero no prestasteis atención ni me hicisteis caso.


En consecuencia, por haber perpetrado todas estas acciones —oráculo del Señor—, porque os hablé sin descanso y no me escuchasteis, porque os llamé y no respondisteis,


Escuchad, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor está en pleito con los habitantes del país, pues no hay fidelidad ni amor ni conocimiento de Dios en el país.


Escuchad esto, sacerdotes; atención, casa de Israel; presta oído, casa real. Contra vosotros es el juicio pues habéis sido trampa en Mispá y una red tendida en el Tabor.


No imitéis a vuestros antepasados a quienes ya los más antiguos profetas interpelaban diciendo: «Así os habla el Señor del universo: Cambiad de conducta; abandonad vuestro mal proceder y vuestras perversas acciones». Pero ni me escucharon ni me hicieron caso alguno —oráculo del Señor—.


Esto es, pues, lo que os digo y os recomiendo en nombre del Señor: ¡No os comportéis más como los paganos, dejándoos llevar por sus criterios sin consistencia!


Ama al Señor tu Dios, obedécele y sé fiel a él; en ello te va la vida, y el Señor te concederá muchos años de vida para habitar en la tierra que él te había prometido según juró a tus antepasados, a Abrahán, Isaac y Jacob.


Obedecedlos puntualmente, y así mostraréis a los demás pueblos lo sabios y prudentes que sois. Cuando oigan hablar de vuestras leyes, dirán: «¡Qué sabiduría y sensatez tiene esa gran nación!».


¡Ojalá conserven siempre esa actitud, respetándome y cumpliendo mis mandamientos todos los días, para que tanto ellos como sus hijos tengan siempre una vida dichosa!


De este modo respetarás al Señor tu Dios, tú, tus hijos y tus nietos. A lo largo de todos los días de tu vida cumplirás las normas y preceptos que yo te doy. Así gozarás de larga vida.


Cumple los mandamientos del Señor tu Dios, siguiendo sus caminos y respetándole.


De parte de Jesucristo, el Señor, los instamos y exhortamos a que trabajen y coman su propio pan sin perturbar a nadie.


Ahora, pues, escúchalos; pero ponlos sobre aviso y dales a conocer los privilegios del rey que reinará sobre ellos.


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