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Isaías 66:18 - La Palabra (versión española)

18 En cuanto a mí, voy a reunir a todas las naciones y lenguas, que llegarán y contemplarán mi gloria.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 «Yo puedo ver lo que están haciendo y sé lo que están pensando. Por eso reuniré a todas las naciones y a todos los pueblos, y ellos verán mi gloria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Ahora vengo a reunir a los paganos de todos los pueblos y de todos los idiomas. Y cuando vengan, serán testigos de mi gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Porque Yo conozco sus obras y sus pensamientos. En cuanto a mí, llegará el tiempo de congregar a todas las naciones y lenguas, y vendrán y contemplarán mi gloria.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Pero yo vengo a reunir a todas las naciones y lenguas: ellas vendrán y verán mi gloria.

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Isaías 66:18
44 Referans Kwoze  

Reconozco que todo lo puedes, que ningún proyecto se te resiste. [Dijiste:]


tú sabes si me siento o me levanto, tú, desde lejos, conoces mis pensamientos.


para que en la tierra se conozcan sus designios y en todas las naciones su salvación.


¡Que todos los reyes se inclinen ante él, que todas las naciones lo sirvan!


Que su fama dure por siempre, que perdure por siempre bajo el sol; que en su nombre se bendiga, que todas las naciones lo elogien.


¡Ponte, oh Dios, en acción y juzga a la tierra porque todas las naciones son tuyas!


Todas las naciones que forjaste vendrán, mi Dios, a postrarse ante ti y darán gloria a tu nombre.


El Señor conoce los planes humanos y sabe que son únicamente vanidad.


los cielos pregonan su justicia, todos los pueblos contemplan su gloria.


Nadie hará daños ni estragos en todo mi monte santo, pues rebosa el país conocimiento del Señor como las aguas colman el mar.


Cuando pase mucho tiempo, quedará afianzado el monte de la casa del Señor: el primero entre los montes, descollando entre las colinas. A él confluirán todas las naciones,


Sé bien si te levantas o te sientas, conozco tus idas y venidas; cuando te enfureces contra mí.


Aparecerá la gloria del Señor, y todo ser vivo podrá ver que ha hablado la boca del Señor».


Volveos a mí y os salvaré, confines todos de la tierra, pues yo soy Dios, no hay otro.


El Señor muestra su poder a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria que trae nuestro Dios.


Mis planes no son vuestros planes, mi proyecto no es vuestro proyecto —oráculo del Señor—.


Oráculo del Señor Dios, que reúne a los dispersos de Israel: Todavía volveré a reunir a otros con los que están ya reunidos.


Denunciaré tu proceder, tus malas acciones de nada te servirán.


Sus pies caminan deprisa hacia el mal, se apresuran a derramar sangre inocente; sus proyectos son proyectos inicuos, en sus sendas abundan azote y destrucción.


Todo el día extendía mis manos en dirección a un pueblo rebelde, que llevaba un camino equivocado, siempre detrás de sus caprichos;


¡Festejad a Jerusalén, alegraos por ella, todos los que la amáis; gozad con su gozo los que os dolíais por ella!


Vigilo su conducta, nada se me escapa; su maldad no puede esconderse a mis ojos.


Por aquel tiempo llamarán a Jerusalén «Trono del Señor», y se congregarán en ella todas las naciones (en el nombre del Señor y en el de Jerusalén); y ya no seguirán a su obstinado y perverso corazón.


Esto dice el Señor Dios: Aquel día te vendrán a la mente ciertos proyectos y concebirás un plan perverso.


Manifestaré mi gloria entre las naciones; todas las naciones serán testigos del juicio que voy a celebrar, cuando descargue mi mano sobre ellos.


También sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días.


Conozco vuestras muchas rebeldías y vuestros innumerables pecados: aplastáis al inocente, aceptáis sobornos, atropelláis al desvalido en el tribunal.


Y los supervivientes de las naciones que atacaron a Jerusalén vendrán todos los años para adorar al Señor, rey poderoso, y celebrar la fiesta de las Tiendas.


Porque, desde el levante hasta el poniente, se reconoce la grandeza de mi nombre en todas las naciones, y en todo lugar se me ofrece incienso y una ofrenda pura. Ciertamente se reconoce la grandeza de mi nombre en todas las naciones —dice el Señor del universo—,


Pero Jesús, que sabía lo que estaban pensando, les dijo: —Si una nación se divide en bandos, se destruye a sí misma. Y si una ciudad o una familia se divide en bandos, no puede subsistir.


Pero Jesús, que leía sus pensamientos, les dijo: —¿Por qué pensáis mal?


Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando y les preguntó:


Es mi deseo, Padre, que todos estos que tú me has confiado estén conmigo y contemplen mi gloria, la que me diste porque me amaste antes de que el mundo existiese.


Además, os conozco muy bien y sé que no amáis a Dios.


y lo ha manifestado ahora por medio de las Escrituras proféticas, según la disposición del Dios eterno, de modo que al conocerlo todas las naciones respondan a la fe,


Y en otro lugar: El Señor sabe cuán vanos son los pensamientos de los sabios.


Pero cuando le sobrevengan desgracias y calamidades sin número, este cántico será un testimonio que los acusará, porque sus descendientes lo recordarán y lo recitarán. Y es que conozco sus malas intenciones, aun antes de introducirle en la tierra que juré darle.


En efecto, la palabra de Dios es fuente de vida y de eficacia; es más cortante que espada de dos filos y penetra hasta dividir lo que el ser humano tiene de más íntimo, hasta llegar a lo más profundo de su ser, poniendo al descubierto los más secretos pensamientos e intenciones.


El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo voces poderosas que proclamaban: —A nuestro Señor y a su Cristo pertenece el dominio del mundo, y lo ejercerá por siempre y para siempre.


—Ya sé que resides donde se ha hecho fuerte Satanás. A pesar de todo, te mantienes fiel a mí y no has abandonado la fe ni siquiera cuando ahí, en esa guarida de Satanás, visteis morir a mi fiel testigo Antipas.


—Conozco tu comportamiento, tu esfuerzo y tu constancia. Sé que te dan náuseas los malvados y que has puesto a prueba a quienes se precian de apóstoles, sin serlo, y los has desenmascarado.


—Conozco tus angustias y tu pobreza. Sin embargo, eres rico. Conozco también las calumnias de quienes presumen de judíos, y no son más que una sinagoga de Satanás.


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