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Isaías 5:2 - La Palabra (versión española)

2 La cavó y la descantó, y plantó cepas selectas. Levantó en medio una torre y excavó en ella un lagar. Esperó que diera uvas, pero solo crio agraces.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Aró la tierra, le quitó las piedras y sembró en ella las mejores vides. En medio de su viña construyó una torre de vigilancia y talló un lagar en las rocas cercanas. Luego esperó una cosecha de uvas dulces, pero las uvas que crecieron eran amargas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 La cavó quitando las piedras y plantó cepas escogidas. En medio de ella construyó una torre y también cavó un lagar. El esperaba que produjera uvas, pero sólo le dio racimos amargos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 La cavó y despedregó, y plantó una preciada cepa. Construyó una torre en su centro, y cavó en ella un lagar. Esperó a que diera uvas, pero dio agrazones.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 La cavó y despedregó, la plantó de cepa selecta. Construyó una torre en su centro, e incluso excavó un lagar. Esperaba que diera uvas, pero dio agraces.

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Isaías 5:2
31 Referans Kwoze  

Asignaré un lugar a mi pueblo, Israel, y lo asentaré en él para que lo habite sin sobresaltos y sin que los malvados vuelvan a oprimirlo como lo oprimieron al principio,


En aquellos días vi en Judá a algunos que en sábado pisaban lagares y acarreaban haces de mies y los cargaban sobre asnos; y lo mismo hacían con el vino, las uvas, los higos y otras mercancías que traían a Jerusalén en sábado. Los reprendí porque vendían sus mercancías en ese día.


Tú arrancaste una viña de Egipto, expulsaste naciones y volviste a plantarla;


preparaste el suelo para ella, echó raíces y llenó la tierra.


porque ¿cómo voy a estar seguro de que tu pueblo y yo gozamos de tu favor, si tú no nos acompañas? Precisamente en esto nos diferenciamos tu pueblo y yo del resto de los pueblos que habitan la tierra. Respondió el Señor:


La capital Sion ha quedado como choza en una viña, cual cabaña en melonar, como una ciudad sitiada.


La viña del Señor del universo es la casa de Israel; los habitantes de Judá, su plantel predilecto. Esperaba de él derecho, y ya veis: asesinatos; esperaba de él justicia, y solo se escuchan alaridos.


El Señor del universo, que te plantó, ha decretado una desgracia contra ti, a causa de la maldad de Israel y de Judá, de todo lo que hicieron para irritarme, quemando incienso a Baal.


¡Y pensar que yo te planté vid selecta, de cepa noble! ¿Cómo te me has hecho extraña, degenerando en viña bastarda?


Israel era una viña frondosa, que daba fruto abundante. Cuantos más eran sus frutos, más se multiplicaban sus altares. Cuanto más rica era su tierra, más embellecía sus estelas.


En cuanto a ti, torre del rebaño, colina donde se asienta Jerusalén, recobrarás el poder de antaño y la realeza volverá a Jerusalén.


Los veo desde la cumbre de los montes, los contemplo desde las colinas: es un pueblo que habita separado y no se considera como una nación más.


Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella; pero únicamente encontró hojas. Entonces dijo a la higuera: —¡Que nunca más vuelvas a dar fruto! Y en aquel mismo instante se secó la higuera.


Escuchad esta otra parábola: Una vez un padre de familia plantó una viña, la cercó con una valla, construyó un lagar y levantó en ella una torre; luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje.


Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió sus criados para percibir de los labradores el fruto que le correspondía.


Al ver de lejos una higuera muy frondosa, se acercó a ella a ver si tenía fruto; pero encontró únicamente hojas, porque aún no era el tiempo de los higos.


Jesús les contó entonces esta parábola: —Un hombre plantó una viña, la cercó con una valla, construyó un lagar y levantó una torre; luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje.


En el tiempo oportuno envió un criado para percibir de los labradores la parte correspondiente del fruto de la viña.


Son descendientes de Israel; Dios los ha adoptado como hijos y se ha hecho gloriosamente presente en medio de ellos. Les pertenecen la alianza, la ley, el culto y las promesas;


¿Cuándo se ha visto a un soldado hacer la guerra a costa de sus propios bienes? ¿Quién planta una viña y no come de sus frutos? ¿Quién apacienta un rebaño y no se alimenta de su leche?


¿Y así le pagáis al Señor, pueblo insensato y necio? ¿Acaso no es él tu Padre, tu Creador, el que te creó y te dio el ser?


Después de esto, se enamoró de una mujer de la vaguada de Sórec, que se llamaba Dalila.


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