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Isaías 48:10 - La Palabra (versión española)

10 Te he purificado, aunque no como plata, te he probado en el crisol de la desgracia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Te he refinado, pero no como se refina la plata; más bien te he refinado en el horno del sufrimiento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Esto sí, te he puesto en el fuego, igual que la plata, y te he probado en el horno de la desgracia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Mira, te purifico no como a plata; Te probaré en el crisol de la aflicción.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Mira: te he refinado como plata, te he probado en el crisol de la tribulación.

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Isaías 48:10
18 Referans Kwoze  

pues ellos son tu pueblo y tu heredad, a quienes sacaste de Egipto y de su horno de hierro.


Él, en cambio, conoce mis andanzas; si me prueba, saldré purificado como el oro.


Existen minas de plata, lugares donde el oro se refina.


Tú, Dios, nos pusiste a prueba, purificándonos como a la plata:


La plata en el crisol y el oro en el horno, a los corazones los prueba el Señor.


Así será expiada la culpa de Jacob, este será el coste de borrar su pecado: cuando convierta las piedras del altar en piedra caliza desmenuzada, cuando no queden en pie estelas ni altares en honor del sol.


que yo establecí con vuestros antepasados cuando los saqué del país de Egipto, del horno de hierro, cuando les dije: Hacedme caso y poned en práctica todo lo que os ordeno; de ese modo seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.


Su lengua es flecha afilada, su boca profiere mentiras; desean bienestar a su prójimo, pero por dentro planean emboscadas.


Separaré de vosotros a los rebeldes y sacaré del país donde residen a los que se han alzado contra mí, pero no entrarán en la tierra de Israel, y así reconocerán que yo soy el Señor.


A vosotros, en cambio, el Señor os tomó y os sacó del horno de hierro de Egipto, para que fueseis el pueblo de su propiedad, como efectivamente ahora lo sois.


Claro que así la autenticidad de vuestra fe —de más valor que el oro, que no deja de ser caduco aunque sea acrisolado por el fuego— será motivo de alabanza, de gloria y de honor, cuando se manifieste Jesucristo,


Queridos, no os asombre como algo inesperado la tremenda prueba desatada contra vosotros.


Yo reprendo y castigo a los que amo. Esfuérzate, pues, y cambia de conducta.


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