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Isaías 39:3 - La Palabra (versión española)

3 El profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué te han dicho esos hombres? ¿De dónde han venido? Ezequías respondió: —Han venido de un país lejano, de Babilonia.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué querían esos hombres? ¿De dónde vinieron? Ezequías contestó: —Vinieron de la lejana tierra de Babilonia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Entonces Isaías vino a ver a Ezequías y le preguntó: '¿Qué han dicho esos hombres? ¿De dónde venían?' Y Ezequías respondió: 'Han venido de un país lejano, de Babilonia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Entonces el profeta Isaías fue al rey Ezequías, y le preguntó: ¿Qué ha dicho esa gente y de dónde vienen a visitarte? Ezequías respondió: De una tierra lejana han venido a visitarme: de Babilonia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 El profeta Isaías se presentó ante el rey Ezequías y le preguntó: '¿Qué han dicho esos hombres y de dónde han venido a ti?'. Respondió Ezequías: 'Han venido de una tierra lejana, de Babilonia'.

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Isaías 39:3
15 Referans Kwoze  

El Señor envió a Natán a ver a David. Cuando llegó, le dijo: —En una ciudad vivían dos hombres, uno rico y otro pobre.


En aquella ocasión el profeta Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo: —Por haberte apoyado en el rey de Aram, en vez de apoyarte en el Señor tu Dios, el ejército del rey de Aram se te ha escapado.


le salió al encuentro el profeta Jehú, hijo de Jananí, para decirle: —¿Así que ayudas al malvado y amas a los que odian al Señor? Por eso, te ha castigado el Señor.


El Señor se enfureció contra Amasías y le envió un profeta a decirle: —¿Por qué recurres a unos dioses que no han podido salvar a su pueblo de tu poder?


Por aquel tiempo enfermó gravemente Ezequías. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo: —Así dice el Señor: Pon en orden tus asuntos, pues vas a morir; no te curarás.


—Anda y di a Ezequías: «Así dice el Señor, Dios de tu antepasado David: He oído tu oración y he visto tus lágrimas. Pues bien, alargaré tu vida otros quince años.


Isaías siguió preguntando: —¿Y qué han visto en tu palacio? Respondió Ezequías: —Han visto todo. No hay nada de mis tesoros que no les haya enseñado.


Comunicad esto a las naciones, hacedlo saber en Jerusalén: Llegan dando gritos de tierras lejanas, lanzan sus voces contra los pueblos de Judá;


Voy a traer contra vosotros, gente de la casa de Israel, un pueblo de tierras lejanas —oráculo del Señor—, un pueblo vetusto y antiguo, un pueblo cuya lengua desconoces, y no entenderás lo que diga.


«¿No está el Señor en Sion? ¿No está su rey en ella?». «¿Por qué me irritaron con sus ídolos, con esas naderías extranjeras?».


El Señor hará que se levante contra ti una nación muy lejana, cuyo idioma no podrás entender; vendrá de los confines de la tierra, veloz como un águila.


Llegaron al campamento de Guilgal, donde se encontraba Josué, y le dijeron a él y a los demás israelitas: —Venimos de un país lejano y queremos hacer un pacto con vosotros.


Le respondieron: —Tus siervos vienen de muy lejana tierra, atraídos por la fama del Señor tu Dios, pues hemos oído hablar de él, de todo lo que ha hecho en Egipto


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