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Isaías 3:7 - La Palabra (versión española)

7 Y aquel día el otro dirá: «No pienso hacer de médico; no tengo en casa manto ni pan; no me hagáis jefe del pueblo».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 él jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pero él responderá: «¡No! No puedo ayudarlos. No tengo comida ni ropa que me sobre; ¡no me pongan al mando!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Sí, Jerusalén se viene abajo, y se hunde Judá, a causa de sus palabras y hechos, pues a la vista de Yavé han desafiado su gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Ese día otro jurará, diciendo: ¡No soy médico, y en mi casa no hay pan ni manto; no me pongáis por caudillo del pueblo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 replicará éste en aquel día: 'No soy médico, y en mi casa no hay pan ni tampoco manto; no me hagáis jefe del pueblo'.

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Isaías 3:7
10 Referans Kwoze  

Pero Abrán le respondió: —He jurado solemnemente por el Señor, Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra,


Volverás a levantar viejas ruinas, cimientos desolados por generaciones; te llamarán reparador de brechas, repoblador de lugares ruinosos.


¿De verdad has rechazado a Judá y te has hartado de Sion? ¿Por qué nos hieres sin nadie que nos cure? Esperábamos bienestar y nada va bien, un tiempo para sanar, y llega el terror.


¿Con quién puedo compararte, ciudad de Jerusalén? ¿Con qué ejemplo consolarte, virgen, hija de Sion? Un mar inmenso es tu herida: ¿quién te la podrá curar?


No habéis robustecido a las ovejas débiles, no habéis curado a las enfermas, no habéis vendado a las heridas, no habéis recuperado a las descarriadas, no habéis buscado a las perdidas, sino que las habéis dominado con dureza y violencia.


Ha visto Efraín su enfermedad y Judá es consciente de su herida. Por eso Efraín ha acudido a Asiria y ha enviado mensajeros al gran rey; pero este no podrá sanaros ni curar vuestra herida.


«Venid, volvamos al Señor, porque él nos ha desgarrado y él será quien nos cure; él nos ha hecho la herida y él nos la vendará.


Ante nuestros propios ojos nos ha sido arrebatada la comida junto con la alegría y el gozo en el Templo de nuestro Dios.


Levanto la mano al cielo y juro: Tan cierto como que vivo para siempre,


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