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Isaías 13:6 - La Palabra (versión española)

6 Lamentaos, se acerca el día del Señor, ya llega como azote del Todopoderoso.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Griten de terror, porque ha llegado el día del Señor, el momento para que el Todopoderoso destruya.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Griten, pues se acerca el día de Yavé; es como la tormenta del Dios Todopoderoso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Gemid, porque cercano está el día de YHVH; Vendrá como azote de ’El-Shadday.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Gemid que está cerca el día de Yahveh, como estrago de Sadday llegará.

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Isaías 13:6
39 Referans Kwoze  

Me aterra el castigo de Dios, nada podría frente a su majestad.


Pues dentro de muy poco mi ira los consumirá, mi cólera los destruirá.


¿Qué haréis cuando os pasen cuentas, cuando se acerque de lejos la tormenta? ¿A quién acudiréis en busca de auxilio? ¿Dónde dejaréis vuestra riqueza?


Llega inexorable el día del Señor, cargado de cólera, ardiente de ira: para dejar la tierra desolada, barrida, sin ningún pecador.


Haré de ella un habitáculo de erizos, una zona de aguas pantanosas. La allanaré con llana de destrucción —oráculo del Señor del universo.


¡Clama, puerta; ciudad, grita; tiembla, Filistea toda! Una polvareda se acerca desde el norte, sin nadie que escape a su ímpetu.


el día del Señor del universo, contra todo orgullo y arrogancia, contra toda altanería y altivez;


Oráculo contra Tiro: Lamentaos, naves de Tarsis, vuestra ensenada está destrozada. Lo comprobaron al volver de Quitín.


Que el Señor está airado con todos los pueblos, su cólera se dirige contra todos sus ejércitos; los va a exterminar y a entregar a la matanza.


Que es el día de la venganza del Señor, el año del desquite por la causa de Sion;


mas te llega una desgracia que no sabrás conjurar; te caerá encima un desastre que no podrás evitar; te vendrá de forma inesperada una catástrofe imprevista.


Y ahora —oráculo del Señor Dios—, ¿qué tengo que ver yo en esto: en que se lleven a mi pueblo por nada? Sus dirigentes lanzan gritos de protesta —oráculo del Señor— y continuamente, a diario, ultrajan mi nombre.


a proclamar un año de gracia del Señor y un día de venganza de parte de nuestro Dios; a dar consuelo a los que están de luto,


Este es el día en que voy a vengarme, ha llegado el año en que voy a liberar.


veréis a mis siervos cantar con corazón satisfecho; pero vosotros gritaréis con corazón atormentado, aullaréis con el espíritu quebrantado.


Gritad, pastores, y dad ayes, revolcaos, mayorales del ganado, que ha llegado el tiempo de la matanza, el tiempo de vuestra dispersión; caeréis como carneros cebados.


Gime, Jesbón, pues Ay ha sido devastada; gritad, ciudades del distrito de Rabat; ceñíos de sayal, haced duelo de arriba abajo entre las cercas, pues Milcón saldrá para el destierro, y con él sus sacerdotes y dignatarios.


Y Babilonia cayó de repente y se rompió: ¡llorad por ella! Traed bálsamo para sus heridas, tal vez la podamos curar.


No os apostasteis en las brechas ni cercasteis a Israel con un muro, para que resistiera en la refriega el día del Señor.


Y si te preguntan por qué lanzas gemidos, les dirás: «Porque llega una noticia ante la cual todos quedarán descorazonados y acobardados, los ánimos se debilitarán y las rodillas flaquearán. Ya está llegando, y se cumplirá». —Oráculo del Señor Dios.


Su interpretación es la siguiente: «mené» quiere decir «contado», es decir: Dios ha contado los días de tu reinado y ha determinado su fin;


El rey Baltasar se sintió turbado sobremanera y palideció todavía más; sus dignatarios estaban desconcertados.


Consternaos, labradores, gemid, viñadores, pues se ha echado a perder la cosecha del trigo y la cebada.


Vestíos de luto y llorad, sacerdotes; gemid vosotros, servidores del altar; venid a dormir sobre esteras, los que servís a mi Dios, pues ofrenda y libación han cesado en el Templo de vuestro Dios.


¡Ay, qué terrible aquel día! Porque el día del Señor está cerca; la destrucción del Destructor está a punto de llegar.


Despertad, los embriagados, y llorad. Gemid, los bebedores de vino, por el mosto que se os ha quitado de la boca.


¡Tocad la trompeta en Sion, dad la alarma en mi santo monte! Tiemblen todos los que habitan el país, porque viene el día del Señor; está ya a las puertas:


El Señor alza la voz al frente de su ejército; son innumerables sus tropas y fuerte el que ejecuta su palabra. El día del Señor es grandioso y temible: ¿quién podrá resistirlo?


¡Ay de los que añoran el día del Señor! ¿De qué os servirá el día del Señor si será para vosotros tinieblas y no luz?


Se acerca el gran día del Señor, rápidamente se aproxima; en ese día se alzará un gran clamor, hasta el valiente quedará angustiado.


¡Silencio ante el Señor Dios! Ya está próximo el día del Señor: él tiene preparado un sacrificio, y ha consagrado a sus invitados.


Llega, Jerusalén, el día del Señor en que serás repartida como botín.


Vosotros, los ricos, llorad y gemid a la vista de las calamidades que se os van a echar encima.


Estremecidos de horror ante el suplicio, exclamarán desde lejos: —¡Desgraciada de ti, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad tan poderosa! ¡Un instante ha bastado para consumarse tu condena!


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