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Isaías 11:9 - La Palabra (versión española)

9 Nadie hará daños ni estragos en todo mi monte santo, pues rebosa el país conocimiento del Señor como las aguas colman el mar.

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Biblia Reina Valera 1960

9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 En todo mi monte santo no habrá nada que destruya o haga daño, porque así como las aguas llenan el mar, así también la tierra estará llena de gente que conocerá al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 No cometerán el mal, ni dañarán a su prójimo en todo mi Cerro santo, pues, como llenan las aguas el mar, se llenará la tierra del conocimiento de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 No harán mal ni dañarán en todo mi Santo Monte, Porque como las aguas colman el mar, Así la tierra estará llena del conocimiento de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Nadie hará mal, nadie hará daño en toda mi santa montaña, porque el país estará lleno del conocimiento de Yahveh, como las aguas colman el mar.

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Isaías 11:9
44 Referans Kwoze  

pactarás con los espíritus del campo, tendrás paz con las bestias salvajes;


bendito sea su glorioso nombre por siempre, que llene su gloria la tierra entera. ¡Amén, amén!


Y los llevó hasta su tierra sagrada, al monte que su mano conquistó.


Acabarán los celos de Efraín, cesará la enemistad de Judá; Efraín no tendrá celos de Judá, Judá no oprimirá a Efraín.


Jugará el lactante junto a la hura del áspid, el niño hurgará en el agujero de la víbora.


Juzgará entre nación y nación, arbitrará a pueblos numerosos. Convertirán sus espadas en arados, harán hoces con sus lanzas. No se amenazarán las naciones con la espada, ni se adiestrarán más para la guerra.


La luna brillará como el sol, y el sol brillará siete veces más, [como la luz de siete días], cuando el Señor vende la herida de su pueblo y le cure los golpes recibidos.


Habitará en la estepa el derecho, la justicia se asentará en el huerto;


tus días transcurrirán en la estabilidad, sabiduría y conocimiento te darán seguridad, honrar al Señor será tu tesoro.


No habrá por allí leones ni merodearán bestias feroces; caminarán por allí los redimidos.


para que sepan en oriente y occidente que no hay nadie fuera de mí. Yo soy el Señor, no hay otro:


Es muy poco que seas mi siervo para restaurar a las tribus de Jacob y reconducir al resto de Israel. Voy a hacerte luz de las naciones para que llegue mi salvación hasta el confín de la tierra.


El Señor muestra su poder a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria que trae nuestro Dios.


Pues tu esposo será tu Creador, su nombre es Señor del universo; tu redentor será el Santo de Israel, llamado Dios de toda la tierra.


los traeré a mi monte santo, tomarán parte en las fiestas celebradas en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán bien recibidos en mi altar, pues mi Templo es casa de oración, así lo llamarán todos los pueblos.


Y temerán en occidente el nombre del Señor, en oriente respetarán su gloria, pues vendrá como torrente impetuoso, impulsado por el aliento del Señor.


Juntos pastarán el lobo y el cordero, el león, como la vaca, paja comerá, [la serpiente se alimentará de polvo]. No habrá maldad ni destrucción en todo mi monte santo —dice el Señor.


En cuanto a mí, voy a reunir a todas las naciones y lenguas, que llegarán y contemplarán mi gloria.


Y traerán de todas las naciones, como ofrenda al Señor, a todos vuestros hermanos, montados en caballos, en carros y en literas, sobre mulos o dromedarios; los traerán a Jerusalén, mi monte santo —dice el Señor—, del mismo modo que traen los israelitas su ofrenda en una vasija pura al Templo del Señor.


Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Cuando yo cambie su suerte, volverán a decir esta letrilla en el territorio de Judá y en sus ciudades: «Que el Señor te bendiga, morada de justicia, montaña santa».


Nadie enseñará a nadie diciendo: «Conoced al Señor», porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande —oráculo del Señor—; perdonaré sus culpas y ya no me acordaré de sus pecados.


Haré con ellos una alianza de paz y expulsaré para siempre del país a las fieras salvajes. Habitarán tranquilamente en la estepa y dormirán en los bosques.


Midió otros quinientos metros: era ya un torrente que no pude atravesar, pues el agua había crecido y solo a nado se podía atravesar: era un torrente que no se podía vadear.


Montará el campamento real entre los mares, en el monte santo del Esplendor. Sin embargo, le llegará el fin sin nadie que lo ayude.


Por tu parte, Daniel, guarda en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo final. Muchos lo consultarán y aumentará su saber.


Y ese día —oráculo del Señor— me llamarás «marido mío» y nunca más «baal mío».


Porque la tierra se ha de llenar del conocimiento de la gloria del Señor, igual que las aguas colman el mar.


Aquel día el Señor reinará sobre toda la tierra, será el único [Dios] y único será también su nombre.


Así dice el Señor: Volveré de nuevo a Sion y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén será llamada «ciudad fiel», y se llamará «monte santo» al monte del Señor del universo.


Mirad que nadie devuelva mal por mal; al contrario, buscad siempre haceros el bien los unos a los otros y a todos.


Y nada manchado entrará en ella: ningún depravado, ningún embaucador; tan solo los inscritos en el libro de la vida del Cordero.


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