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Isaías 1:4 - La Palabra (versión española)

4 ¡Ay del país pecador, del pueblo abrumado por la culpa: raza de canallas, prole degenerada! Han abandonado al Señor, despreciaron al Santo de Israel, le han dado la espalda.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 ¡Qué nación tan pecadora, pueblo cargado con el peso de su culpa! Está lleno de gente malvada, hijos corruptos que han rechazado al Señor. Han despreciado al Santo de Israel y le han dado la espalda.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 ¡Ay, gente pecadora, pueblo cargado de crímenes, raza de malvados, hijos perversos! Han abandonado a Yavé, han despreciado al Santo de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, Generación° de perversos, hijos depravados! Abandonaron a YHVH, despreciaron al Santo de Israel y se volvieron atrás.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 ¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de culpa, ralea de malhechores, hijos corrompidos! Abandonaron a Yahveh, despreciaron al Santo de Israel, se volvieron atrás.

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Isaías 1:4
69 Referans Kwoze  

Los habitantes de Sodoma eran perversos y pecaban gravemente contra el Señor.


Abandonó al Señor, Dios de sus antepasados, y no siguió sus caminos.


Cuando Roboán consolidó su reino y se afianzó, él y todo Israel abandonaron la ley del Señor.


Jotán actuó correctamente ante el Señor, como su padre Ozías, sin profanar el Templo del Señor. Pero el pueblo seguía pervirtiéndose.


y te hemos ofendido gravemente no observando los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a tu siervo Moisés.


Los malvados desde que nacen están perdidos, los falsos desde su nacimiento se extravían.


Y yo alabaré con el arpa tu verdad, Dios mío; te cantaré con la cítara, oh santo de Israel.


¡Cuántas veces se rebelaron en el desierto y en el yermo lo llenaron de tristeza!


Una y otra vez provocaban a Dios, enojaban al Santo de Israel.


Lo abandonaron, lo traicionaron como sus padres, se desviaron como un arco mal tensado.


no serán como sus padres, generación terca y rebelde que no fue fiel a Dios.


El Señor es nuestro escudo, el santo de Israel es nuestro rey.


El Señor dijo a Moisés: —Desciende del monte, porque tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto, se ha pervertido.


tus jefes, revoltosos compadres de ladrones, amantes de sobornos, en busca de regalos. No hacen justicia al huérfano, rehúyen la defensa de la viuda.


Rebeldes y pecadores serán destruidos, desaparecerán los que abandonan al Señor.


La envío contra una nación impía, la mando contra el pueblo objeto de mi cólera, para que lo saquee y lo expolie a placer, para que lo pisotee como el barro de las calles.


Gritad, vitoread, habitantes de Sion, que es grande entre vosotros el Santo de Israel.


No compartirás su sepulcro, pues arruinaste tu país y masacraste a tu pueblo. Nunca será mencionada la estirpe del malvado.


Otra vez la gente desgraciada gozará de la ayuda del Señor; los más pobres de la sociedad se alegrarán en el Santo de Israel.


Cae Jerusalén, Judá se derrumba; atacan de palabra y obra al Señor, acaban rebelándose contra su gloria.


¡Ay de los hijos rebeldes —oráculo del Señor— que toman decisiones sin contar conmigo, que conciertan alianzas no inspiradas por mí, acumulando así error tras error;


Así dice el Señor Dios, el Santo de Israel: Si os convertís y confiáis, os salvaré; vuestra fuerza está en confiar serenamente; pero rechazáis esto


Son un pueblo rebelde, gente capaz de traicionar, gente que se niega a escuchar la enseñanza del Señor.


Pero él, que es sabio, traerá el desastre, y no se volverá atrás de sus palabras. Se alzará contra el grupo de los malvados, contra la ayuda ofrecida por los malhechores.


¿A quién insultas e injurias? ¿Contra quién levantas tu voz, alzando altanera la mirada? ¡Contra el Santo de Israel!


No temas, gusanito de Jacob; no te angusties, cosita de Israel; te voy a auxiliar —oráculo del Señor—. Tu redentor es el Santo de Israel.


los aventarás, el viento los dispersará, el torbellino los arrebatará consigo. Pero tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás del Santo de Israel.


Para que así vean y entiendan, y a la vez se fijen y aprendan que lo ha hecho la mano del Señor, lo ha creado el Santo de Israel.


Los que dicen: «deprisa, que acelere su obra y la veamos; que se acerque, que llegue el plan del Santo de Israel, y así lo conozcamos».


Por eso, como lame el fuego la paja y la llama consume la rastrojera, así su raíz acabará podrida, su flor volará como el tamo; pues rechazaron la ley del Señor del universo, despreciaron la palabra del Santo de Israel.


Por su culpa me enojé un momento, lo herí y me oculté irritado, pero siguió obstinado en su camino;


Día a día consultan mi oráculo, desean conocer mis intenciones, como gente que practica la justicia, que no abandona el mandato de su Dios. Me piden que haga justicia, desean la cercanía de Dios:


Pero a quienes abandonasteis al Señor, a los que olvidasteis mi monte santo, a los que preparabais la mesa a Gad y hacíais ofrendas a Mení,


un pueblo que me andaba provocando cara a cara, sin descanso, que sacrificaba en jardines sagrados, que ofrecía incienso sobre ladrillos,


La maldad arde como fuego que devora zarzas y cardos, se ceba en la fronda del bosque, y se alzan remolinos de humo.


Fuiste tú quien me rechazaste —oráculo del Señor—, tú quien me diste la espalda; por eso alargué mi mano para aniquilarte, cansado ya de compadecerte.


porque un doble crimen cometió mi pueblo: abandonarme a mí, fuente de agua viva, y excavarse pozos, pozos agrietados, que no retienen agua.


¿No ves que a esto te conduce el abandono del Señor, tu Dios?


Tu propia maldad te castigará, tu apostasía te va a escarmentar; recuerda bien que es malo y amargo abandonar al Señor, tu Dios, y no sentir respeto por mí —oráculo de Dios, Señor del universo.


Los de esta generación, prestad atención a la palabra del Señor. ¿Soy un desierto para Israel, quizá una tierra tenebrosa? ¿Por qué dice mi pueblo: «Nos vamos, no pensamos volver ya a ti»?


¡Qué bien te preparaste el camino para ir en busca de tus amores! ¡Qué bien te has acostumbrado a los caminos del mal!


Así dice el Señor: ¿Qué culpa encontraron en mí vuestros antepasados, qué maldad para alejarse de mí? Se fueron detrás de naderías y acabaron siendo una nada.


debido a todas las maldades que cometieron israelitas y judíos para irritarme; y no solo el pueblo llano, sino también sus reyes, dignatarios, sacerdotes y profetas, la gente de Judá y los habitantes de Jerusalén.


Convocad saeteros contra Babilonia, todos los que manejan el arco; acampad en torno a ella, que nadie pueda escapar. Pagadle según sus obras, hacedle lo que ella hizo. Por ser insolente con el Señor, con el Dios santo de Israel,


¡Que no han enviudado Israel y Judá de su Dios, el Señor del universo! En cambio la tierra caldea es culpable ante el Santo de Israel.


¿Y piensan que me irritan a mí —oráculo del Señor—? ¿No se hacen daño a sí mismos, para su propia vergüenza?


Pero no me escucharon ni prestaron atención; se hicieron más tercos y se portaron peor que sus antepasados.


Y así ganaré el corazón de los israelitas, esos que se alejaron de mí para seguir a todos sus ídolos.


a todas las prostitutas se les paga lo convenido. Tú, en cambio, hacías regalos a todos tus amantes y los atraías con mercedes para que vinieran de los alrededores a fornicar contigo.


Eres hija de tu madre, que aborreció a su marido y a sus hijos; y hermana de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos. Vuestra madre era hitita y vuestro padre amorreo.


Israel en masa ha transgredido tu ley, te ha dado la espalda y no te ha obedecido. Por haber pecado contra ti, han caído sobre nosotros las maldiciones y amenazas escritas en la ley de Moisés, siervo de Dios.


a los que se alejan del Señor y no lo buscan ni consultan.


Y ahora vosotros, estirpe de pecadores, seguís las huellas de vuestros padres, incrementando aún más la cólera del Señor contra Israel.


¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso!


¡Serpientes! ¡Hijos de víbora! ¿Cómo podréis escapar al castigo de la gehena?


Pero al ver que muchos fariseos y saduceos acudían a recibir el bautismo, Juan les decía: —¡Hijos de víbora! ¿Quién os ha avisado para que huyáis del inminente castigo?


Y es que el afán por satisfacer nuestros desordenados apetitos nos hace enemigos de Dios, a cuya ley ni nos sometemos ni tenemos siquiera posibilidad de hacerlo.


A no ser que pretendamos provocar la ira del Señor. ¿Nos creemos acaso más fuertes que él?


pero ellos se fueron a rendir culto y a postrarse ante otros dioses que no conocían y que no se los había asignado el Señor.


y le dijo el Señor a Moisés: —Pronto irás a reunirte con tus antepasados, y este pueblo me será infiel y dará culto a los dioses de la tierra en la que vais a entrar. Me rechazará y romperá la alianza que hice con él.


Y el Señor se llenó de ira, al ver cómo sus hijos e hijas le ofendían.


Pero se comportaron mal con él los que ya no son sus hijos a causa de su depravación: ¡esa generación torcida y perversa!


Ahora me alegro de sufrir por vosotros. Así voy completando en mi existencia corporal, y en favor del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, lo que aún falta al total de las tribulaciones de Cristo.


Hasta el cielo se han amontonado sus pecados y Dios no ha querido ignorar por más tiempo sus crímenes.


Los israelitas suplicaron al Señor diciendo: —Hemos pecado contra ti, Señor, al abandonarte a ti, nuestro Dios, para rendir culto a los Baales.


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