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Isaías 1:2 - La Palabra (versión española)

2 Oye, cielo; escucha, tierra, porque va a hablar el Señor. Hijos hermosos crié, que se han vuelto contra mí.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crie hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¡Escuchen, oh cielos! ¡Presta atención, oh tierra! Esto dice el Señor: «Los hijos que crie y cuidé se han rebelado contra mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 ¡Cielos y tierra, oigan! Escuchen la queja de Yavé: 'Crié hijos hasta hacerlos hombres, pero se rebelaron contra mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Oíd, cielos, y tú, tierra, escucha, que habla YHVH! Crié hijos y los engrandecí, pero ellos se rebelaron contra mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Escucha, cielo; atiende, tierra que habla Yahveh: hijos crié y eduqué, y ellos se rebelaron contra mí.

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Isaías 1:2
37 Referans Kwoze  

Abandonó al Señor, Dios de sus antepasados, y no siguió sus caminos.


Escuchad esto todos los pueblos, oíd cuantos habitáis la tierra,


Desde la altura convoca a cielos y tierra para juzgar a su pueblo:


¡Ay de los hijos rebeldes —oráculo del Señor— que toman decisiones sin contar conmigo, que conciertan alianzas no inspiradas por mí, acumulando así error tras error;


Son un pueblo rebelde, gente capaz de traicionar, gente que se niega a escuchar la enseñanza del Señor.


Israelitas, volved a él, contra quien tan seriamente os rebelasteis.


Reuníos, pueblos, y escuchad; prestad atención, naciones. Escuche la tierra y sus habitantes, el mundo y todo lo que él produce.


que eres nuestro padre, pues Abrahán no sabe quiénes somos e Israel no ha llegado a conocernos. Tú eres el Señor, nuestro padre, desde siempre te llamas «Redentor».


Todo el día extendía mis manos en dirección a un pueblo rebelde, que llevaba un camino equivocado, siempre detrás de sus caprichos;


Escuchad y prestad atención sin orgullo, que habla el Señor.


¡Tierra, tierra, tierra, escucha la palabra del Señor!


¡Volved, hijos apóstatas, que voy a sanar vuestra apostasía! «Aquí estamos, venimos a ti, pues eres el Señor, nuestro Dios.


Vendrán todos llorando y yo los guiaré entre consuelos; los llevaré a la vera de arroyos, por senda recta, sin tropiezos. Soy como un padre para Israel, Efraín es mi hijo primogénito.


escucha también tú, tierra, lo que voy a hacer con ellos: Traeré sobre este pueblo un desastre, como fruto de sus maquinaciones, pues no escucharon mis palabras, despreciaron lo que yo les ordenaba.


Cuenta una parábola a ese pueblo de rebeldes. Diles: Esto dice el Señor Dios: Pon ya la olla, ponla, vete llenándola de agua;


escuchad, montes de Israel, la palabra del Señor Dios. Esto dice el Señor Dios a los montes, a las colinas, a los valles y vaguadas, a las ruinas devastadas y a las ciudades abandonadas, convertidas en botín y hazmerreír ante las naciones que los rodean.


Escuchad, israelitas, esta palabra que el Señor pronuncia contra vosotros, contra toda la familia que hice salir de Egipto:


Palabra del Señor que fue dirigida a Miqueas de Moréset en tiempos de Jotán, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, y visiones que tuvo referentes a Samaría y Jerusalén.


¡Escuchad, pueblos todos! Presta atención, tierra, y todo cuanto la llena: El Señor Dios en su santo Templo va a testimoniar contra vosotros.


Pero yo estoy lleno de valor, de espíritu divino, justicia y fortaleza, para reprochar a Jacob sus crímenes y sus pecados a Israel.


El Señor del universo os dice a vosotros, sacerdotes, que menospreciáis su nombre: El hijo honra al padre y el siervo a su señor. Si, pues, yo soy padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy Señor, ¿dónde está la reverencia que se me debe? Vosotros le respondéis: «¿En qué forma menospreciamos tu nombre?».


Por nuestra parte, no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.


Y también has visto cómo el Señor tu Dios te conducía a lo largo de todo el camino que habéis recorrido por el desierto hasta llegar aquí, con el cuidado con que un padre lleva a su hijo».


Pongo hoy como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige la vida y viviréis tú y tu descendencia.


Escuchad, cielos, que voy a hablar; oye, tierra, las palabras de mi boca.


hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra vosotros, de que desapareceréis inmediatamente de la tierra que vais a tomar en posesión una vez que crucéis el Jordán, y de que no pasaréis mucho tiempo allí sin que seáis aniquilados por completo.


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