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Hechos 9:10 - La Palabra (versión española)

10 Residía en Damasco un discípulo llamado Ananías. En una visión oyó que el Señor lo llamaba: —¡Ananías! —Aquí estoy, Señor —respondió.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Ahora bien, había un creyente en Damasco llamado Ananías. El Señor le habló en una visión, lo llamó: —¡Ananías! —¡Sí, Señor! —respondió.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Vivía en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor lo llamó en una visión: '¡Ananías!' Respondió él: 'Aquí estoy, Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Había entonces en Damasco cierto discípulo de nombre Ananías. El Señor le dijo en visión: Ananías; y él respondió: Heme aquí, Señor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, al cual dijo el Señor en una visión: 'Ananías'. Él respondió: 'Heme aquí, Señor'.

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Hechos 9:10
23 Referans Kwoze  

Durante la noche, Abrán y sus criados se situaron estratégicamente, atacaron a los raptores y los persiguieron hasta Jobá, al norte de Damasco.


Después de estos hechos, Dios quiso poner a prueba a Abrahán; así que lo llamó: —¡Abrahán! Respondió Abrahán: —Aquí estoy.


Y en el sueño, el ángel de Dios me dijo: «Jacob». Yo le respondí: «Aquí estoy».


Pero si manifiesta que no le agrado, estaré dispuesto a que haga conmigo lo que quiera.


Al ver el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: —¡Moisés! ¡Moisés! —Aquí estoy —respondió Moisés.


Oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Contesté: «Yo mismo. Envíame».


El misterio le fue revelado a Daniel en una visión nocturna. Entonces bendijo al Dios del cielo


y el Señor les dijo: —Oíd mis palabras. Cuando un profeta surja entre vosotros, yo, el Señor, me revelaré a él en visiones y hablaré con él por medio de sueños;


Un día, sobre las tres de la tarde, tuvo una visión en la que vio claramente a un ángel de Dios que se dirigió a él y le dijo: —¡Cornelio!


—Estaba yo orando en Jope —les dijo— cuando caí en éxtasis y tuve una visión. Vi algo así como un enorme lienzo que descendía del cielo colgado de sus cuatro puntas y que llegaba hasta mí.


Pedro fue tras él, sin saber con certeza si lo del ángel era o no real; a él le parecía todo un sueño.


No bien tuvo esta visión, hicimos los preparativos para marchar a Macedonia, pues estábamos convencidos de que Dios nos llamaba para anunciar allí la buena nueva.


Aquella noche tuvo Pablo una visión: de pie ante él había un macedonio, que le suplicaba: —¡Ven a Macedonia y ayúdanos!


Cierta noche, dijo el Señor a Pablo en una visión: —No tengas ningún temor. Sigue anunciando la buena nueva sin que nada te haga callar.


En los últimos días, dice Dios, concederé mi Espíritu a todo mortal: vuestros hijos y vuestras hijas hablarán inspirados por mí; vuestros jóvenes tendrán revelaciones y vuestros ancianos soñarán cosas extraordinarias.


Había allí un hombre llamado Ananías, fiel cumplidor de la ley y muy estimado por todos los residentes judíos.


y acaba de tener una visión en la que un hombre llamado Ananías entra en su casa y le toca los ojos con las manos para que recobre la vista.


donde pasó tres días privado de la vista, sin comer y sin beber.


Estando yo en Damasco, el delegado del rey Aretas vigilaba la ciudad de los damascenos con intención de prenderme;


ni siquiera fui a Jerusalén para hablar con quienes eran apóstoles antes que yo, sino que me fui a la región de Arabia, de donde volví otra vez a Damasco.


El Señor llamó a Samuel que respondió: —¡Aquí estoy!


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