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Hechos 3:1 - La Palabra (versión española)

1 Un día en que Pedro y Juan fueron al Templo para la oración de media tarde,

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Biblia Reina Valera 1960

1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Cierta tarde, Pedro y Juan fueron al templo para participar en el servicio de oración de las tres de la tarde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Un día, cuando Pedro y Juan subían al Templo para la oración de las tres de la tarde,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Cierto día° Pedro y Juan subían° al templo a la hora de la oración, la novena.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 En cierta ocasión, Pedro y Juan subían al templo para la oración de la hora nona

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Hechos 3:1
27 Referans Kwoze  

Al llegar la hora del sacrificio, el profeta Elías se acercó y dijo: —Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel: haz que hoy se reconozca que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu siervo que he actuado así por orden tuya.


Mañana, tarde y mediodía no dejo de gemir y sollozar; pero él escuchará mi clamor,


Ofrecerás uno de ellos al despuntar el día, y el otro al caer la tarde.


El rey Darío firmó la prohibición.


todavía estaba yo orando, cuando Gabriel, aquel a quien había visto antes en una visión, se me acercó volando ágilmente a la hora de la ofrenda vespertina.


un cordero por la mañana y otro a la caída de la tarde,


Seis días después, Jesús tomó aparte a Pedro y a los hermanos Santiago y Juan y los llevó a un monte alto.


Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentirse afligido y angustiado;


Desde el mediodía, toda la tierra quedó sumida en oscuridad hasta las tres de la tarde.


Mientras lo hacía, una gran multitud de fieles permanecía fuera en oración.


—En cierta ocasión, dos hombres fueron al Templo a orar. Uno de ellos era un fariseo y el otro un recaudador de impuestos.


Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: —Id a preparar nuestra cena de Pascua.


Y estaban constantemente en el Templo bendiciendo a Dios.


El discípulo a quien Jesús tanto quería dijo entonces a Pedro: —¡Es el Señor! Al oír Simón Pedro que era el Señor, se puso la túnica (pues estaba solo con la ropa de pescar) y se lanzó al agua.


Un día, sobre las tres de la tarde, tuvo una visión en la que vio claramente a un ángel de Dios que se dirigió a él y le dijo: —¡Cornelio!


Entonces Cornelio respondió: —Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo aquí en mi casa ocupado en la oración de la tarde, cuando, de pronto, se presentó ante mí un hombre vestido con una túnica resplandeciente.


A diario acudían al Templo con constancia y en íntima armonía, en familia partían el pan y compartían juntos el alimento con sencillez y alegría sinceras.


Al ver que Pedro y Juan iban a entrar, les pidió una limosna.


Pedro y Juan clavaron su mirada en él, y Pedro le dijo: —Míranos.


Cuando vieron la seguridad con que se expresaban Pedro y Juan, que eran hombres sin cultura y sin instrucción, no salían de su asombro. Por una parte, no podían menos de reconocer que Pedro y Juan habían sido compañeros de Jesús;


Hasta que alguien llegó con esta información: —Los hombres que metisteis en la cárcel están en el Templo, tan tranquilos, enseñando al pueblo.


Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaría había acogido favorablemente el mensaje de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.


Así que Santiago, Pedro y Juan, considerados como columnas de la Iglesia, reconocieron que Dios me había confiado esta misión, y nos tendieron la mano a Bernabé y a mí en señal de acuerdo: ellos irían a los judíos y nosotros a los no judíos.


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