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Hechos 1:2 - La Palabra (versión española)

2 hasta el día en que subió al cielo, una vez que, bajo la acción del Espíritu Santo, dio las oportunas instrucciones a los apóstoles que había elegido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 hasta el día que fue llevado al cielo, después de haberles dado a sus apóstoles escogidos instrucciones adicionales por medio del Espíritu Santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Al final del libro, Jesús, lleno del Espíritu Santo, daba instrucciones a los apóstoles que había elegido y era llevado al cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de dar mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que Él había escogido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 desde el principio hasta el día en que, después de haber dado instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que él se había elegido, fue arrebatado a lo alto.

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Hechos 1:2
50 Referans Kwoze  

Este es mi siervo, a quien sostengo, mi elegido, en quien me complazco. Lo he dotado de mi espíritu, para que lleve el derecho a las naciones.


Acercaos a mí, escuchad esto: Nunca he hablado a escondidas, desde que algo sucede estoy presente. Y ahora el Señor Dios me ha enviado y su espíritu…


El espíritu del Señor Dios me acompaña, pues el propio Señor me ha ungido, me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones destrozados, a proclamar la libertad a los cautivos, a gritar la liberación a los prisioneros,


Ahora bien, si yo expulso los demonios por el poder del Espíritu de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros.


Una vez bautizado, Jesús salió enseguida del agua. En ese momento se abrieron los cielos y Jesús vio que el Espíritu de Dios descendía como una paloma y se posaba sobre él.


Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le comunicaron todo lo que habían hecho y enseñado.


Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.


Cuando ya iba acercándose el tiempo de su Pascua, Jesús tomó la firme decisión de dirigirse a Jerusalén.


En efecto, de su plenitud todos hemos recibido bendición tras bendición.


Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que le había llegado la hora de dejar este mundo para ir al Padre y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, llevó su amor hasta el fin.


No me refiero ahora a todos vosotros; yo sé muy bien a quiénes he elegido. Pero debe cumplirse la Escritura: El que comparte el pan conmigo se ha vuelto contra mí.


Con plena conciencia de haber venido de Dios y de que ahora volvía a él, y perfecto conocedor de la plena autoridad que el Padre le había dado,


Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo para volver al Padre.


Ahora voy a ti y digo estas cosas mientras todavía estoy en el mundo, para que ellos puedan compartir plenamente mi alegría.


Jesús le dijo: —No me retengas, porque todavía no he ido a mi Padre. Anda, ve y diles a mis hermanos que voy a mi Padre, que es también vuestro Padre; a mi Dios, que es también vuestro Dios.


Jesús volvió a decirles: —La paz esté con vosotros. Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros.


Porque, cuando habla aquel a quien Dios ha enviado, es Dios mismo quien habla, ya que Dios le ha comunicado plenamente su Espíritu.


Pues ¿qué ocurriría si vieseis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?


Jesús replicó: —¿No os elegí yo a los Doce? Sin embargo, uno de vosotros es un diablo.


y les dijeron: —Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? Estad seguros de que el mismo Jesús que ha sido arrebatado de entre vosotros para subir al cielo, igual que lo habéis visto ir al cielo, volverá.


Cuando llegaron, subieron al piso en que se alojaban; eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.


desde los días en que Juan bautizaba hasta que fue arrebatado de nuestro lado, se agregue a nuestro grupo para ser con nosotros testigo de su resurrección.


Y, dicho esto, lo vieron elevarse, hasta que una nube lo arrebató de su vista.


De cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y lo llenó de poder; de cómo Jesús pasó por todas partes haciendo el bien y curando a todos los que padecían oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


Pablo, apóstol no por disposición ni intervención humana alguna, sino por encargo de Jesucristo y de Dios Padre que lo resucitó de la muerte,


sois piedras de un edificio construido sobre el cimiento de los apóstoles y los profetas. Y Cristo Jesús es la piedra angular


Grande es, sin lugar a dudas, el misterio de nuestra religión: Cristo vino al mundo como ser mortal, el Espíritu dio testimonio de él, lo contemplaron los ángeles, fue anunciado a las naciones, en el mundo le creyeron, Dios lo recibió en su gloria.


Por eso Cristo no entró en un santuario construido por manos humanas —que era simple imagen del verdadero santuario—, sino que entró en el cielo mismo donde ahora intercede por nosotros en presencia de Dios.


que, ascendido al cielo, comparte el poder soberano de Dios y tiene bajo su autoridad a todas las potencias celestiales.


para que rememoréis el mensaje anunciado en otro tiempo por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador que os transmitieron vuestros apóstoles.


Esta es la revelación que Dios confió a Jesucristo en relación con los inminentes sucesos que era preciso poner en conocimiento de sus servidores. El ángel enviado por el Señor se la comunicó por medio de signos a Juan, su servidor.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no será presa de la segunda muerte.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del maná escondido, y le daré también una piedra blanca en la que hay escrito un nombre nuevo, que solo quien lo reciba podrá descifrar.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios.


La muralla se asienta sobre doce pilares, que tienen grabados los nombres de los doce apóstoles del Cordero.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.


¡Pero solo eres tibio! No eres ni frío ni caliente, y por eso voy a vomitarte de mi boca.


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.


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