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Hageo 2:7 - La Palabra (versión española)

7 haré temblar a todas las naciones. Llegarán aquí todas las naciones con sus valiosos tesoros, y llenaré este Templo de esplendor —oráculo del Señor del universo—.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Sacudiré a todas las naciones, y todos sus objetos preciosos vendrán a parar aquí, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Estremeceré a todas las naciones, y vendrá el Deseado° de todas las naciones, y llenaré de gloria esta Casa, dice YHVH Sebaot.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pondré en movimiento a todas las naciones, vendrán los tesoros de todas las naciones y llenaré de gloria este templo -dice Yahveh Sebaot-.

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Hageo 2:7
36 Referans Kwoze  

y, puesto que me has obedecido, todas las naciones de la tierra serán bendecidas por medio de tu descendencia.


Pondré enemistad entre tú y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón.


No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien obedecerán los pueblos.


Cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó el Templo del Señor,


de forma que los sacerdotes no pudieron continuar su servicio, a causa de la nube, pues la gloria del Señor había llenado el Templo.


de forma que los sacerdotes no pudieron continuar su servicio a causa de la nube, pues la gloria del Señor había llenado el Templo de Dios.


Escucha, pastor de Israel, tú que conduces a José como a un rebaño, tú que te sientas sobre querubines, muéstrate;


Su salvación está cerca de quien lo venera, la gloria va a morar en nuestra tierra.


Se meterán en las grutas de las rocas, en las grietas del terreno, cuando llegue el Señor terrible, henchido de majestad, dispuesto a causar terror a la tierra.


Alza en torno tus ojos y mira, todos vienen y se unen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.


Traerán para ti rebaños de Quedar, te regalarán carneros de Nebayot; aceptaré que los inmolen sobre mi altar, y así engrandeceré mi glorioso Templo.


En su mano derecha ya tiene el vaticinio que indica Jerusalén; ya puede abrir su boca para lanzar el grito de guerra, para ordenar la instalación de arietes junto a las puertas, la construcción de un terraplén y la preparación del asedio.


Hice temblar a las naciones con el estruendo de su caída, cuando lo precipité al reino de los muertos junto con los que bajan a la fosa. En el mundo subterráneo se consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y hermoso del Líbano, todos los árboles bien regados.


y mi pasión. Afirmo, enardecido por la ira, que aquel día habrá un gran terremoto en la tierra de Israel.


Después me llevó hacia el pórtico septentrional, frente al Templo. Me fijé y, al ver que la gloria del Señor llenaba el Templo, caí rostro en tierra.


Subid al monte, traed madera y reconstruid el Templo; yo me complaceré en él y seré glorificado, dice el Señor.


Mirad, yo envío mi mensajero para que abra camino delante de mí. Luego el Señor a quien vosotros buscáis vendrá súbitamente a su Templo. Ved cómo viene el mensajero de la alianza a quien vosotros deseáis —dice el Señor del universo—.


Y Jesús enseñaba en el Templo todos los días. Mientras tanto, los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los principales del pueblo andaban buscando cómo matarlo;


Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al Templo cuando los padres del niño Jesús llevaban a su hijo para hacer con él lo que ordenaba la ley.


Por fin, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.


Un día en que estaba Jesús enseñando al pueblo en el Templo y les anunciaba el evangelio, se presentaron los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, junto con los ancianos,


Y todo el pueblo acudía al Templo temprano por la mañana para escucharlo.


Y la Palabra se encarnó y habitó entre nosotros; y vimos su gloria, la que le corresponde como Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.


Y la Escritura misma, previendo que Dios justificaría a todas las naciones mediante la fe, anunció de antemano a Abrahán esta buena noticia: Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti.


en cuya humanidad habita toda la plenitud de la divinidad,


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