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Hageo 1:1 - La Palabra (versión española)

1 El segundo año del reinado de Darío, en el primer día del mes sexto, el Señor habló en estos términos por medio del profeta Ageo al gobernador de Judá, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac:

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Biblia Reina Valera 1960

1 En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 El 29 de agosto del segundo año del reinado del rey Darío, el Señor dio un mensaje por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 En el segundo año del reinado de Darío, el primer día del sexto mes, la palabra de Yavé fue dirigida por medio del profeta Ageo a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, para que les dijera:

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 El año segundo del reinado de Darío, en el mes sexto,° el primer día del mes, llegó la palabra de YHVH a Zorobabel° ben Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué° ben Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Hageo, diciendo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 En el año segundo del rey Darío, el día primero del sexto mes, fue dirigida la palabra de Yahveh por medio del profeta Ageo a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, en estos términos:

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Hageo 1:1
41 Referans Kwoze  

sin contar el oro que llegaba de los mercaderes, del tráfico de los comerciantes, de todos los reyes de Arabia y de los gobernadores del país.


Lo enterraron y todo Israel hizo duelo por él, como el Señor había anunciado por medio de su siervo, el profeta Ajías.


Restableció la frontera de Israel desde la entrada de Jamat hasta el mar Muerto, de acuerdo con la palabra que el Señor, Dios de Israel, había anunciado por medio de su servidor, el profeta Jonás, hijo de Amitay, de Bat Jéfer.


Hijos de Jeconías, el prisionero, fueron Sealtiel,


Hijos de Pedaías: Zorobabel y Simeí. Hijos de Zorobabel: Mesulán, Jananías y su hermana Selomit;


Los devolvió Ciro, rey de Persia, por medio del tesorero Mitrídates que los contó ante Sesbasar, príncipe de Judá.


Entre los descendientes de los sacerdotes que se habían casado con mujeres extranjeras, se encontraron los siguientes: De los descendientes de Josué, hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maasías, Eliezer, Jarib y Guedalías,


Estaban encabezados por Zorobabel, Josué, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvay, Rejún y Baaná. Número de los varones del pueblo de Israel:


El gobernador les prohibió comer de las cosas sagradas hasta que se presentase un sacerdote para [consultar] el Urín y el Tumín.


Entonces Josué, hijo de Josadac, junto con sus hermanos sacerdotes y con Zorobabel, hijo de Salatiel, acompañado también de sus hermanos, se pusieron a construir el altar del Dios de Israel para ofrecer holocaustos en él como está escrito en la ley de Moisés, varón de Dios.


En el mes segundo del segundo año de su llegada a Jerusalén, Zorobabel, hijo de Salatiel y Josué, hijo de Josadac, junto con el resto de sus hermanos: sacerdotes, levitas y todos los que llegaron a Jerusalén desde el destierro, comenzaron la obra del Templo. Encomendaron a los levitas de más de veinte años la dirección de los trabajos del Templo del Señor.


se acercaron a Zorobabel, a Josué y a los cabezas de familia y les dijeron: —Dejadnos que colaboremos con vosotros en la construcción, porque también nosotros hemos recurrido a vuestro Dios y le hemos ofrecido sacrificios desde los días en que Asaradón, rey de Asiria, nos estableció aquí.


De esta manera se detuvo la obra del Templo de Dios en Jerusalén y quedó suspendida hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia.


Los profetas Ageo y Zacarías, descendiente de Idó, hablaron en nombre del Dios de Israel, que estaba con ellos, a los judíos de Judá y Jerusalén.


En ese tiempo vinieron Tatnay, gobernador del otro lado del Éufrates, y Setar-Boznay junto con sus colegas y preguntaron: —¿Quién os ha dado autorización para reedificar este Templo y levantar las murallas?


Por su parte, los responsables de los judíos, de acuerdo con las palabras proféticas de Ageo y Zacarías, descendiente de Idó, llevaron a cabo con éxito las obras de reconstrucción. Construyeron y acabaron la edificación según la orden del Dios de Israel y el mandato de Ciro, de Darío y de Artajerjes, reyes de Persia.


Estos fueron los sacerdotes y los levitas que volvieron con Zorobabel, hijo de Salatiel, y con Josué: Seraías, Jeremías, Esdras,


Y Josué engendró a Joaquín, Joaquín a Eliasib, Eliasib a Joyadá,


Desde el día en que fui nombrado gobernador de Judá, a saber, desde el año vigésimo al trigésimo segundo del reinado de Artajerjes, doce años en total, ni yo ni mis familiares hemos vivido a expensas de lo que corresponde al gobernador.


con Zorobabel, Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamán, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvay, Rejún y Baaná. Número de los varones [seglares] israelitas:


El gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras y los levitas que enseñaban a la gente dijeron a todo el pueblo: —Hoy es un día dedicado al Señor, vuestro Dios. No os entristezcáis ni lloréis. Y es que el pueblo lloraba al oír las palabras de la Ley.


Moisés volvió a replicar: —¡Por favor, Señor, envía a cualquier otro!


Al oír esto Zorobabel, hijo de Sealtiel, y el sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, junto con todo el pueblo restante, prestaron atención a la voz del Señor, su Dios, y a las palabras que el Señor, su Dios, encargó decir al profeta Ageo. El pueblo sintió un profundo respeto por el Señor


De esta forma, el Señor despertó el espíritu del gobernador de Judá, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y el del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, así como el espíritu de todo el pueblo restante. Vinieron, pues, y emprendieron las obras del Templo del Señor del universo, su Dios.


Era el día veinticuatro del mes sexto del segundo año del rey Darío.


—Así ha dicho el Señor del universo: Este pueblo afirma que aún no ha llegado el momento adecuado para reconstruir el Templo del Señor.


A lo que el Señor replicó a través del profeta Ageo:


En el segundo año de Darío, el día veinticuatro del mes noveno, el Señor habló así al profeta Ageo:


El veinticuatro del mismo mes, el Señor se dirigió por segunda vez a Ageo con estas palabras:


—Di a Zorobabel, gobernador de Judá: Yo haré temblar los cielos y la tierra;


Sin embargo, anímate Zorobabel —oráculo del Señor—, anímate sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y que se anime toda la gente del país —oráculo del Señor—. Poned manos a la obra porque yo estoy con vosotros, dice el Señor del universo.


El octavo mes del año segundo de Darío el Señor dirigió esta palabra al profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó:


Me mostró [el Señor] a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Señor, mientras que Satán estaba a su derecha para acusarlo.


Cuando ofrecéis animales ciegos para el sacrificio, ¿no pensáis que está mal? Y cuando ofrecéis animales lisiados o enfermos, ¿no pensáis que está mal? Andad, ofrecédselo a vuestro gobernador, ¿creéis que le agradaréis y que os acogerá favorablemente? —dice el Señor del universo—.


Joanán, Resá, Zorobabel, Salatiel, Nerí,


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