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Génesis 32:13 - La Palabra (versión española)

13 Has sido tú quien me dijiste que me harías prosperar y que mi descendencia sería tan numerosa como la arena de la playa, que es incontable.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Y durmió allí aquella noche, y tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Así que Jacob pasó la noche en aquel lugar. Luego escogió de sus pertenencias los siguientes regalos para entregar a su hermano Esaú:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Pero eres tú quien me dijo: Te colmaré de bienes y tu descendencia será como la arena del mar, que nadie puede contar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Y pernoctó allí aquella noche, y de lo que le vino a mano tomó un presente para su hermano Esaú:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Tú dijiste: 'Yo te favoreceré y haré que tu descendencia sea como la arena del mar, que por ser tanta no puede contarse''.

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Génesis 32:13
18 Referans Kwoze  

Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra; solo la podrá contar quien sea capaz de contar todos los granos de polvo que hay en la tierra.


Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: —Echa un vistazo al cielo y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. ¡Así será tu descendencia!


Al alzar la vista vio a tres hombres de pie frente a él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la tienda y, postrándose en tierra,


te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos


Aquella noche Jacob durmió allí y, de lo que traía consigo, escogió regalos para su hermano Esaú:


Jacob insistió: —De ninguna manera. Si realmente me has perdonado, acepta este regalo que te ofrezco. Volver a verte ha sido como ver el rostro de Dios ya que me has recibido tan fraternalmente.


Y preguntó Esaú: —¿Qué pretendías con todos esos rebaños que me he venido encontrando? Jacob respondió: —Lograr que mi señor me recibiese amistosamente.


José era el gobernador del país, y el que vendía el grano a la gente que llegaba de todas partes. Cuando sus hermanos llegaron ante él, se postraron rostro en tierra.


Entonces Israel, su padre, les dijo: —Pues si no hay más remedio, haced lo siguiente: meted en vuestros costales regalos para aquel hombre de lo mejor que produce esta tierra: un poco de bálsamo, un poco de miel, perfume, mirra, nueces y almendras.


Cuando José llegó a la casa, le entregaron el obsequio que le habían traído y se inclinaron rostro en tierra.


Dije a los nobles, a las autoridades y al resto del pueblo: —La obra es extensa y estamos desperdigados a lo largo de la muralla, lejos los unos de los otros.


A quien lo practica, el soborno le parece un amuleto: en cualquier circunstancia obtiene éxito.


El regalo abre todas las puertas, introduce a cualquiera ante los grandes.


Muchos buscan el favor del poderoso y todos se hacen amigos del espléndido.


Regalo en secreto amansa la cólera, obsequio discreto aplaca el furor.


Que el obsequio que esta sierva tuya ha traído a su señor se reparta entre los muchachos que lo acompañan.


Pregunta a tus criados y te informarán. Así que atiende favorablemente a mis muchachos, pues venimos en buen momento. Y dale a tus siervos y a tu hijo David lo que tengas a mano.


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