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Génesis 3:17 - La Palabra (versión española)

17 Al hombre le dijo: —Como hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol del que te prohibí comer, la tierra va a ser maldita por tu culpa; con fatiga sacarás de ella tu alimento durante todo el tiempo de tu vida;

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Y al hombre le dijo: «Dado que hiciste caso a tu esposa y comiste del fruto del árbol del que te ordené que no comieras, la tierra es maldita por tu culpa. Toda tu vida lucharás para poder vivir de ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Al hombre le dijo: 'Por haber escuchado a tu mujer y haber comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, maldita sea la tierra por tu causa. Con fatiga sacarás de ella el alimento por todos los días de tu vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y al hombre dijo: Por cuanto has atendido a la voz de tu mujer, Y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: No comas de él, ¡Maldita sea la tierra° por causa tuya! Con fatiga comerás de ella todos los días de tu vida,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Al hombre le dijo: 'Por haber escuchado la voz de tu mujer y haber comido del árbol del que te había prohibido comer cuando te dije: 'No comas de él', maldita será la tierra por tu causa; con trabajo sacarás de ella el alimento todos los días de tu vida;

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Génesis 3:17
28 Referans Kwoze  

Entonces Dios, el Señor, le preguntó: —¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que te prohibí comer?


te producirá espinos y cardos, y comerás hierba del campo.


Entonces la mujer se dio cuenta de lo hermoso que era el árbol, de lo deliciosos que eran sus frutos y lo tentador que era tener aquel conocimiento; así que tomó del fruto y comió, dándoselo seguidamente a su marido que estaba junto a ella y que también comió.


al que llamó Noé, porque dijo: «Él será quien nos alivie de los trabajos y fatigas en el suelo que el Señor ha maldecido».


Cuando el Señor aspiró el grato aroma se dijo: «Aunque las intenciones del ser humano son perversas desde su juventud, nunca más volveré a maldecir la tierra por su culpa. Jamás volveré a destruir a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo.


El ser humano, nacido de mujer, es corto de días y largo de aflicciones;


¿Cuándo se apaga la lámpara del malvado? ¿Cuándo le sobreviene la desgracia o la cólera divina lo colma de dolor?


En vano os levantáis de madrugada, en vano os vais tarde a descansar y coméis pan ganado con esfuerzo: ¡El Señor lo da a su amigo mientras duerme!


Entonces reflexioné sobre todas mis obras y sobre la fatiga que me habían costado, y concluí que todo era ilusión y vano afán, pues no se saca ninguna ganancia bajo el sol.


Llegué a odiar la vida, pues me disgustaba cuanto se hacía bajo el sol. Porque todo es pura ilusión y vano afán.


Esta es la felicidad que yo he encontrado: que conviene comer, beber y disfrutar de todos los afanes y fatigas bajo el sol, durante los contados días de vida que Dios da al ser humano, porque esa es su recompensa;


y le preguntó: «Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda?». Él se negó a contestar.


Y él les dirá: «Os aseguro que cuanto no hicisteis en favor de estos más pequeños, tampoco conmigo lo hicisteis».


El rey le contestó: «Eres un mal administrador, y por tus propias palabras te condeno. Si sabías que yo soy un hombre duro, que pretendo tomar lo que no he depositado y cosechar lo que no he sembrado,


Os he dicho todo esto para que, unidos a mí, encontréis paz. En el mundo tendréis sufrimientos; pero ¡ánimo!, yo he vencido al mundo.


Ahora bien, es sabido que todo lo que dice la ley se lo dice a quienes están bajo su yugo. Nadie, por tanto, tendrá derecho a hablar y el mundo entero ha de reconocerse culpable ante Dios.


Pero si no produce más que cardos y espinas, es una tierra baldía, a un paso de ser maldecida, y acabará siendo pasto de las llamas.


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