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Génesis 19:4 - La Palabra (versión española)

4 Aún no se habían acostado, cuando los habitantes de la ciudad de Sodoma se agolparon alrededor de la casa: jóvenes y ancianos, allí estaban todos sin excepción.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 pero antes de que se fueran a dormir, todos los hombres de Sodoma, tanto jóvenes como mayores, llegaron de todas partes de la ciudad y rodearon la casa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 No estaban acostados todavía cuando los vecinos, es decir los hombres de Sodoma, jóvenes y ancianos, rodearon la casa: ¡estaba el pueblo entero!

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los sodomitas,° rodearon la casa: jóvenes y ancianos, toda la población, hasta el último.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 No se habían acostado todavía, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, cercaron la casa, jóvenes y viejos, todo el pueblo sin excepción.

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Génesis 19:4
12 Referans Kwoze  

Los habitantes de Sodoma eran perversos y pecaban gravemente contra el Señor.


Así que el Señor dijo a Abrahán: —La denuncia contra Sodoma y Gomorra es tan seria y su pecado tan grave,


Allí, en el desierto, toda la comunidad de los israelitas comenzó a protestar contra Moisés y Aarón,


Tampoco te inclines a hacer el mal, aunque la mayoría lo haga; ni declares en un juicio del lado de la mayoría, si con ello cometes injusticia.


Solo cuando hacen daño, duermen tranquilos los malvados; solo haciendo caer a alguien, logran conciliar el sueño;


mente que trama planes perversos, pies ligeros para correr hacia el mal,


los profetas profetizan en falso, los sacerdotes actúan a su antojo, y a mi pueblo le gustan estas cosas. ¿Qué haréis cuando todo esto acabe?


Emplean sus manos para el mal: el príncipe pone exigencias para el bien, el juez se deja sobornar, el poderoso proclama su ambición.


Están prontos para derramar sangre,


Mientras recobraban fuerzas, los hombres de la ciudad, gente malvada, cercaron la casa y, golpeando la puerta, le dijeron al anciano, dueño de la casa: —Sácanos al hombre que ha entrado en tu casa, para que nos acostemos con él.


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