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Génesis 1:1 - La Palabra (versión española)

1 Cuando Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra,

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Biblia Reina Valera 1960

1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 En el principio, Dios creó los cielos y la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 En un principio° creó ’Elohim° los cielos y la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Al principio creó Dios el cielo y la tierra.

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Génesis 1:1
67 Referans Kwoze  

y oró así: —Señor, Dios de Israel, entronizado sobre querubines; únicamente tú eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú has creado el cielo y la tierra.


Todos los dioses paganos son nada, pero el Señor ha hecho los cielos.


¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que ha dado al rey David un hijo sabio, prudente e inteligente, capaz de edificar un Templo al Señor y un palacio real para sí mismo!


Tú eres el Señor, solo tú. Tú hiciste los cielos, lo más alto de los cielos y todos sus ejércitos; la tierra y cuanto hay en ella, los mares y todo cuanto hay en ellos. A todas las cosas das vida y te adoran los ejércitos del cielo.


Su soplo desplegó los cielos, su mano traspasó al Dragón Huidizo.


¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra? Dímelo tú, si tanto sabes.


Él solo despliega los cielos y camina sobre la espalda del Mar;


tú antaño fundaste la tierra, y el cielo es obra de tus manos.


¡Qué abundantes son tus obras, Señor! Con tu sabiduría las hiciste todas, la tierra está llena de tus criaturas.


Les envías tu aliento y los creas, renuevas la faz de la tierra.


que seáis bendecidos por el Señor, creador del cielo y de la tierra.


Mi auxilio viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.


Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.


Desde Sion te bendiga el Señor, que hizo el cielo y la tierra.


Al que hizo los cielos con inteligencia, porque es eterno su amor.


el que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto lo llena. El Dios que siempre permanece fiel,


Con la palabra del Señor se hicieron los cielos, con el soplo de su boca el cortejo celeste.


porque habló y todo fue hecho, él dio la orden y todo existió.


Miro el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has fijado,


¿qué es el mortal para que te acuerdes de él, el ser humano para que de él te ocupes?


Antes que se formasen los montes y la tierra y el orbe surgieran, desde siempre y para siempre tú eres Dios.


Todos los dioses paganos son nada, pero el Señor ha hecho los cielos.


Porque el Señor hizo en seis días el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso mismo bendijo el Señor el sábado y lo declaró día sagrado.


Cuando el Señor terminó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del testimonio: tablas de piedra escritas por el dedo de Dios.


El Señor hace todo con un fin: al malvado, para el día del castigo.


El Señor fundó la tierra con sabiduría, fijó los cielos con inteligencia;


Ten en cuenta a tu creador en tus días de juventud, antes de que lleguen los días malos y se acerquen los años en que digas: «no siento ningún placer»;


—Señor del universo, Dios de Israel, entronizado sobre querubines, tú solo eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú has creado el cielo y la tierra.


¿No lo sabéis ni lo habéis oído? ¿No os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis llegado a entender cómo se sostiene la tierra?


Levantad los ojos a lo alto, ved quién ha creado esas cosas: el que saca a su ejército innumerable y llama a cada cual por su nombre, tan sobrado de poder y de fuerza que no puede fallarle ninguno.


¿No lo sabes, no has oído que el Señor es un Dios eterno, creador de los confines de la tierra? No se cansa ni desfallece, su inteligencia es inescrutable.


Así dice Dios, el Señor, que ha creado y desplegado el cielo, que ha establecido la tierra y su vegetación, que ha dado aliento a la gente que hay en ella, vida a cuantos se mueven por ella:


Así dice el Señor, tu redentor, el que te ha formado desde el vientre: Yo soy el Señor, creador de todo, que extendió él solo los cielos que afianzó la tierra sin ayuda;


Así dice el Señor, el que creó el cielo y es Dios, el que hizo y modeló la tierra; el que la afianzó y no la creó vacía, sino que la hizo habitable: Yo soy el Señor, no hay otro.


Olvidaste al Señor, que te hizo, aquel que desplegó los cielos, que puso los cimientos de la tierra. Tenías miedo de continuo al ataque furioso del opresor, cuando se preparaba para arrasar. ¿Dónde está la furia del opresor?


Pongo mis palabras en tu boca, te oculto al amparo de mi mano para extender el cielo y cimentar la tierra, para decir a Sion: «Mi pueblo eres tú».


pues voy a crear un nuevo cielo, junto con una nueva tierra. No rememorarán lo de antaño, ya no será recordado;


Él hizo la tierra con su poder, estableció el orbe con su sabiduría, desplegó el cielo con su inteligencia.


—¡Ay, Señor mi Dios! Tú eres quien ha hecho el cielo y la tierra con gran poder y brazo extendido. Nada te resulta imposible.


Él hizo la tierra con su poder, estableció el orbe con su sabiduría, desplegó el cielo con su inteligencia.


Profecía: Esta es la palabra —oráculo del Señor— que dirige a Israel el Señor que desplegó los cielos, cimentó la tierra y creó el espíritu humano:


Por aquel entonces dijo Jesús: —Padre, Señor del cielo y de la tierra, te doy gracias porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos.


porque aquellos días serán de un sufrimiento tal como no lo ha habido desde que el mundo existe, cuando Dios lo creó, hasta ahora, ni volverá a haberlo jamás.


—¿Qué vais a hacer? ¡Somos hombres mortales como vosotros! Hemos venido a anunciaros el evangelio para que dejéis esas vanas prácticas y os convirtáis al Dios vivo, que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen.


Es el Dios que ha creado el universo y todo lo que en él existe; siendo como es el Señor de cielos y tierra, no habita en templos construidos por hombres


Al enterarse, todos elevaron unánimes esta oración a Dios: —Señor nuestro, tú has creado el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos;


Él es origen, camino y meta de todas las cosas. ¡A él la gloria por siempre! Amén.


Para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios: el Padre, de quien todo procede y a quien todos estamos destinados; y solo hay un Señor: Jesucristo, mediante el cual han sido creadas todas las cosas y por quien vivimos también nosotros.


y mostrar a todos cómo va cumpliéndose el plan secreto, que desde el principio de los siglos se hallaba escondido en Dios, creador de todas las cosas.


Y dice también: Tú, Señor, pusiste al comienzo los cimientos de la tierra, y hechura de tus manos son los cielos.


Ahora, llegada la etapa final, nos ha hablado por medio del Hijo a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien creó también el universo.


Por la fe comprendemos que el universo ha sido modelado por la palabra de Dios, de modo que lo visible tiene su origen en lo invisible.


Toda casa, en efecto, tiene su constructor; y el constructor del universo es Dios.


Quienes así se pronuncian, olvidan que antaño existieron unos cielos y una tierra, a la que Dios, con su palabra, hizo surgir del agua y consolidó en medio del agua.


Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado y tocado con nuestras manos en relación con la Palabra de la vida


y pronunció este juramento: —Por el que vive por siempre y para siempre; por el que creó el cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene, juro que el plazo se ha cumplido


Decía con voz poderosa: —Temed a Dios y dadle gloria, porque ha sonado la hora del juicio. Adorad al creador del cielo y de la tierra, del mar y de los manantiales de agua.


Finalmente, me dijo: —¡Ya está hecho! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al sediento le daré a beber gratis del manantial del agua de la vida.


Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin.


Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el que está en el origen de la obra creadora de Dios:


—Señor y Dios nuestro: ¡Nadie como tú merece recibir la gloria, el honor y el poder! Porque tú has creado todas las cosas; en tu designio existían, y conforme a él fueron creadas.


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