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Gálatas 3:14 - La Palabra (versión española)

14 La bendición de Abrahán alcanzará así, por medio de Cristo Jesús, a todas las naciones y nosotros recibiremos, mediante la fe, el Espíritu prometido.

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Biblia Reina Valera 1960

14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Mediante Cristo Jesús, Dios bendijo a los gentiles con la misma bendición que le prometió a Abraham, a fin de que los creyentes pudiéramos recibir por medio de la fe al Espíritu Santo prometido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 De este modo la bendición de Abrahán alcanzó a las naciones paganas en Cristo Jesús: por la fe recibimos la promesa, que es el Espíritu.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 para que la bendición de Abraham llegara a los gentiles por Jesús el Mesías, a fin de que por medio de la fe recibamos el Espíritu prometido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Y esto, para que la bendición de Abrahán llegue en Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibamos la promesa del Espíritu.

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Gálatas 3:14
48 Referans Kwoze  

y, puesto que me has obedecido, todas las naciones de la tierra serán bendecidas por medio de tu descendencia.


Hasta que se derrame sobre nosotros un espíritu llegado de lo alto, cuando la estepa se convierta en huerto y el huerto parezca una selva.


Y tú, Israel, siervo mío, tú, Jacob, mi elegido, estirpe de mi amigo Abrahán,


Es muy poco que seas mi siervo para restaurar a las tribus de Jacob y reconducir al resto de Israel. Voy a hacerte luz de las naciones para que llegue mi salvación hasta el confín de la tierra.


El Señor muestra su poder a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria que trae nuestro Dios.


Esta es la alianza que voy a pactar con Israel después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Pactaré con ellos una alianza perpetua, y así no dejaré de hacerles el bien; haré que me respeten de corazón, para que no se aparten de mí.


Les daré otro corazón y derramaré en medio de ellos un espíritu nuevo; les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,


Y ya no los privaré de mi presencia, una vez que derrame mi espíritu sobre Israel. —Oráculo del Señor Dios.


derramaré, en cambio, sobre la dinastía de David y los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración. Dirigirán sus miradas hacia mí, a quien traspasaron, harán duelo como se hace por un hijo único y llorarán amargamente como se llora a un primogénito.


Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?


Mirad, yo voy a enviaros el don prometido por mi Padre. Quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis la fuerza que viene de Dios.


Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él. El Espíritu, en efecto, no se había hecho presente todavía, porque Jesús aún no había sido glorificado.


El poder de Dios lo ha exaltado y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, lo ha repartido en abundancia, como estáis viendo y oyendo.


Ningún otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvación.


Y nosotros somos testigos de ello junto con el Espíritu Santo, que Dios ha concedido a quienes lo obedecen.


Todos nosotros, en efecto, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos recibido el bautismo en un solo Espíritu, a fin de formar un solo cuerpo; a todos se nos ha dado a beber de un mismo Espíritu.


nos marcó con su sello e hizo habitar en nosotros al Espíritu como prenda de salvación.


Ahora bien, Dios hizo las promesas a Abrahán y a su descendencia. No se dice «y a tus descendientes», como si fueran muchos, sino «y a tu descendencia», refiriéndose a Cristo solamente.


Decidme solamente una cosa: ¿en razón de qué recibisteis el Espíritu de Dios? ¿Por cumplir la ley o por haber aceptado la fe?


Y prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones; y el Espíritu clama: «¡Abba!», es decir, «¡Padre!».


Unos y otros, gracias a él y unidos en un solo Espíritu, tenemos abierto el camino que conduce al Padre.


en el que también vosotros os vais integrando hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, casa en la que habita Dios.


y le pido que, conforme a la riqueza de su gloria, su Espíritu os llene de fuerza y energía hasta lo más íntimo de vuestro ser.


No causéis tristeza al Espíritu Santo de Dios, que es en vosotros como un sello que os distinguirá en el día de la liberación.


Obedientes a la verdad, habéis eliminado cuanto impide una auténtica fraternidad. Amaos, pues, intensa y entrañablemente unos a otros


No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición.


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