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Éxodo 34:9 - La Palabra (versión española)

9 diciendo: —Señor, si de verdad gozo de tu favor, ven con nosotros, aunque seamos un pueblo testarudo. Perdónanos nuestras desobediencias y pecados, y acéptanos como propiedad tuya.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Entonces dijo: —Oh Señor, si de verdad cuento con tu favor, te ruego que nos acompañes en el viaje. Es cierto que el pueblo es terco y rebelde, pero te pido que perdones nuestra iniquidad y nuestros pecados. Tómanos como tu posesión más preciada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 y dijo: 'Señor, si realmente me miras con buenos ojos, ven y camina en medio de nosotros; aunque sea un pueblo rebelde, perdona nuestras faltas y pecados, y recíbenos por herencia tuya.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 diciendo: Si ahora he hallado gracia ante tus ojos, oh Señor mío, te ruego mi Señor que, aunque somos pueblo de dura cerviz, vayas en medio de nosotros, perdones nuestra iniquidad y nuestro pecado y nos tomes por posesión tuya.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Y dijo: 'Ahora, mi Señor, si gozo de tu favor, dígnese mi Señor caminar con nosotros. Ciertamente, éste es un pueblo de dura cerviz, pero tú perdonarás nuestras faltas, nuestros pecados, y harás de nosotros tu heredad'.

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Éxodo 34:9
23 Referans Kwoze  

porque el Señor escogió a Jacob, a Israel como heredad suya.


Señor, haciendo honor a tu nombre, perdona mi grave pecado.


Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, sé su pastor y guíalos por siempre.


¡Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió como heredad suya!


abandonó su pueblo a la espada, se enfureció contra su heredad;


Porque el Señor no olvida a su pueblo, él no abandona a su heredad.


por tanto, si a partir de ahora me obedecéis y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi pueblo predilecto entre todos los pueblos, pues toda la tierra me pertenece;


El Señor continuó diciendo: —Me estoy dando cuenta de que este pueblo es muy testarudo.


Moisés dijo al Señor: —Mira, tú mismo me has encomendado que guíe a este pueblo, pero no me has indicado a quién enviarás para ayudarme. Dices que me he ganado tu confianza y gozo de tu favor;


que mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la desobediencia, la rebeldía y los pecados, aunque no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, en los biznietos y en los tataranietos!


Ya sé que eres obstinado, que tienes cerviz de hierro, que tu frente es como el bronce;


No es así la porción de Jacob, pues él ha creado todo; Israel es tribu de su propiedad, se llama Señor del universo.


¿Qué Dios perdona el pecado y pasa por alto, como haces tú, las culpas al resto de su heredad? No mantendrá por siempre su ira, pues se complace en el amor.


Esto dice el Señor del universo —de quien soy su mensajero autorizado— acerca de las naciones que os despojaron: El que os toca a vosotros, toca a las niñas de mis ojos.


Te ruego, pues, que perdones la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y según has venido haciendo desde que lo sacaste de Egipto hasta el presente.


y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.


Pero la parte del Señor es su pueblo, la porción de su herencia es Jacob:


A vosotros, en cambio, el Señor os tomó y os sacó del horno de hierro de Egipto, para que fueseis el pueblo de su propiedad, como efectivamente ahora lo sois.


Luego me postré ante el Señor, como ya hiciera antes, y durante cuarenta días y cuarenta noches estuve sin comer ni beber, por causa del gran pecado que habíais cometido haciendo lo que el Señor reprueba y provocando así su ira.


Entonces intercedí ante el Señor diciendo: Señor mi Dios, no aniquiles a tu heredad, a tu propio pueblo que con tu grandeza liberaste y sacaste de Egipto con gran poder.


Son tu pueblo y tu propia heredad, los que tú sacaste de Egipto con gran poder y destreza sin igual.


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