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Éxodo 15:16 - La Palabra (versión española)

16 Cayó sobre ellos terror y miedo. Ante la grandeza de tu poder quedaron petrificados, hasta que pasó tu pueblo, Señor, el pueblo que tu adquiriste.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 terror y espanto caen sobre ellos. El poder de tu brazo los deja sin vida, como una piedra, hasta que tu pueblo haya pasado, oh Señor, hasta que haya pasado el pueblo que compraste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 ¡pavor y espanto cayó sobre ellos! Diste golpes, y quedan mudos como piedra hasta que pase tu pueblo, Yavé, hasta que pase el pueblo que compraste.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Caiga sobre ellos terror y espanto, Por la grandeza de tu brazo. Enmudezcan como la piedra, Hasta que haya pasado tu pueblo, ¡oh YHVH! Hasta que haya pasado este pueblo° Que Tú adquiriste.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Cayeron sobre ellos el terror y el pánico; enmudecieron como piedras ante el poder de tu brazo, hasta que tu pueblo pasó, ¡oh Yahveh!, hasta que pasó este pueblo que tú te has adquirido.

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Éxodo 15:16
34 Referans Kwoze  

Después emprendieron camino, y nadie persiguió a los hijos de Jacob, porque un pánico descomunal cundió entre las ciudades de alrededor.


¿Qué nación hay en la tierra que sea como tu pueblo, Israel, a quien Dios haya ido a rescatar para convertirlo en su pueblo y para hacerlo famoso, realizando grandes hazañas y prodigios en su favor y expulsando a las naciones y a sus dioses ante tu pueblo, al que rescataste de Egipto?


Egipto se alegró cuando partieron, porque el miedo los sobrecogía.


Recuerda a la comunidad que antaño adquiriste, a la tribu que rescataste como heredad tuya, a este monte Sion donde tú habitas.


La justicia y el derecho sustentan tu trono, el amor y la verdad te preceden.


Pero en lo que se refiere a Israel, se trate de personas o de animales, ni un perro les ladrará, para que reconozcáis que el Señor ha tratado de modo diferente a egipcios e israelitas.


Guiaste con tu amor, al pueblo que rescataste; lo guiaste con tu poder hasta tu santa morada.


Cayeron hasta el fondo como piedras, el mar profundo los cubrió.


Fue tu diestra quien lo hizo, resplandeciente de poder; tu diestra, Señor, aniquiló al enemigo.


Moisés contó a su suegro lo que Dios, por amor a Israel, había hecho al faraón y a los egipcios, las dificultades que habían encontrado en el camino, y la forma en que el Señor los había librado de ellas.


—Yo soy el Señor, tu Dios, el que te libró de la esclavitud de Egipto.


Yo enviaré un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino, y te introduzca en el lugar que te he preparado.


Si le haces caso y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios,


Haré que a tu llegada se extienda el pánico y que huyan los pueblos que encuentres a tu paso.


Os tomaré para que seáis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios; así reconoceréis que yo soy el Señor vuestro Dios, el que os rescató de la opresión egipcia.


¿No fuiste tú quien secó el mar, las aguas abismales del océano? ¿El que abrió una senda en el fondo del mar para que cruzaran por ella los rescatados?


¿Dónde el que puso su glorioso poder al servicio del brazo de Moisés; el que hendió las aguas ante ellos creándose fama perpetua;


Pues el Señor ha redimido a Israel, lo rescató de una mano más fuerte.


Pasé junto a ti y, al verte, me di cuenta que te había llegado el tiempo del amor. Extendí entonces mi manto y cubrí tu desnudez, e hice alianza contigo bajo juramento —oráculo del Señor Dios—. Así fuiste mía.


Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el que os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes. Pastoread la Iglesia que el Señor adquirió con el sacrificio de su propia vida.


Nadie podrá resistiros, porque el Señor hará que todos se amilanen ante vosotros y cunda el pánico en toda la tierra que piséis, tal como os ha prometido.


A partir de hoy comenzaré a infundir pavor y miedo hacia ti entre todas las naciones que hay debajo del cielo; cuando oigan hablar de ti, temblarán y se estremecerán.


Da esta orden al pueblo: «Vais a pasar por el territorio de vuestros hermanos, los descendientes de Esaú, que habitan en Seír. Aunque ellos os tienen miedo, andaos con cuidado


¿Y así le pagáis al Señor, pueblo insensato y necio? ¿Acaso no es él tu Padre, tu Creador, el que te creó y te dio el ser?


Pero la parte del Señor es su pueblo, la porción de su herencia es Jacob:


Fue él quien se entregó por nosotros a fin de liberarnos de toda maldad y de prepararse un pueblo limpio y elegido, totalmente entregado a la práctica del bien.


y les dijo: —Ya sé que el Señor os ha entregado esta tierra, que nos ha invadido el pánico y que todos los habitantes de esta región tiemblan ante vosotros.


De este modo todos los pueblos de la tierra reconocerán lo poderosa que es la mano del Señor, y vosotros respetaréis siempre al Señor, vuestro Dios».


Pero vosotros sois raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su posesión, destinado a proclamar las grandezas de quien os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.


Pero así como antaño hubo falsos profetas en medio del pueblo de Israel, así también habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán divisiones perniciosas. Se atreverán incluso a negar al Señor que los ha salvado, y de este modo se acarrearán un desastre fulminante.


Él guía los pasos de sus amigos, mientras los malvados se pierden en la oscuridad, porque nadie triunfa por sus fuerzas.


A la mañana siguiente, cuando a Nabal se le había pasado la borrachera, su esposa le contó todo lo sucedido. Entonces le falló el corazón y se quedó de piedra.


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