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Éxodo 14:8 - La Palabra (versión española)

8 Y el Señor hizo que el faraón, el rey de Egipto, se obstinase en perseguir a los israelitas que habían partido en plan de vencedores.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Así que el Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, quien por lo tanto salió a perseguir a los israelitas, los cuales se habían marchado con puños en alto en señal de desafío.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Yavé había endurecido el corazón del rey y, mientras los israelitas se marchaban seguros, él los persiguió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y endureció YHVH el corazón de Faraón rey de Egipto, quien persiguió a los hijos de Israel, pero los hijos de Israel habían salido con mano exaltada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Yahveh endureció el corazón del Faraón, rey de Egipto, que salió en persecución de los israelitas; pero éstos habían salido con la protección divina.

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Éxodo 14:8
21 Referans Kwoze  

y con gozo liberó a su pueblo, con regocijo a sus elegidos.


porque ha sido grande tu amor conmigo, del reino de los muertos me sacaste.


El Señor hizo que el faraón se mantuviera intransigente y que no los dejara salir.


Este rito te servirá como una marca que pones sobre tu mano o como un signo en la frente para recordar que fue el Señor, con su gran poder, el que nos sacó de Egipto».


Por eso Dios hizo que el pueblo diera un rodeo por el camino del desierto hacia el mar de las Cañas. Los israelitas salieron de Egipto bien aprovisionados.


Este rito será para ti como una marca en tu mano o una señal en tu frente para que te acuerdes de tener siempre en los labios la ley del Señor, pues él te sacó de Egipto con gran poder.


Yo haré que los egipcios se empeñen en alcanzaros y se metan en el mar detrás de vosotros. Entonces manifestaré mi poder sobre el faraón y todo su ejército, sobre sus carros y su caballería.


Y yo haré que el faraón no se dé por vencido y os persiga; y de nuevo mostraré mi gloria a costa de él y de todos sus ejércitos. Así los egipcios tendrán que reconocer que yo soy el Señor. Los israelitas cumplieron esta orden.


los seiscientos carros mejor equipados y el resto de los carros de Egipto, con sus correspondientes capitanes.


Decía el enemigo: «los perseguiré, los alcanzaré, me repartiré sus despojos, y mi codicia saciaré. Desenvainaré mi espada; con mi poder los destruiré».


El Señor le dijo: —Cuando regreses a Egipto, recuerda todos los prodigios que te he concedido realizar. Hazlos delante del faraón; aunque yo haré que se muestre intransigente y no deje salir a los israelitas.


El Señor respondió a Moisés: —Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón: una fuerza poderosa lo obligará a dejarlos salir y no tendrá más remedio que echarlos de su país.


Pero el Señor hizo que el faraón se mantuviera intransigente, sin hacer caso a Moisés y Aarón, como ya había predicho el Señor a Moisés.


Enduréceles la mente, échales tu maldición.


Yo soy el Señor, vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto para que no fueseis sus esclavos nunca más; rompí las coyundas de vuestro yugo y os hice caminar en libertad.


Salieron de Ramsés el día quince del primer mes. Al día siguiente de la Pascua los israelitas salieron desafiantes, a la vista de todo Egipto.


El Dios del pueblo de Israel escogió a nuestros antepasados, engrandeció a este pueblo durante su estancia en Egipto y lo sacó de allí con su gran poder.


Por eso el Señor nos sacó de Egipto con gran poder y destreza sin igual, con terribles portentos, señales y prodigios;


Pero temí las burlas del enemigo, que los adversarios pudieran entenderlo mal y pensaran: «La victoria ha sido nuestra, nada de esto lo ha hecho el Señor».


Y es que el Señor había decidido endurecer el corazón de esas ciudades para que combatieran contra Israel y así fueran aniquiladas y consagradas sin remisión al exterminio tal como había mandado el Señor a Moisés.


Yo atraeré hacia ti al torrente Quisón a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus carros y sus tropas, y lo pondré en tus manos».


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