Eclesiastés 6:7 - La Palabra (versión española)

⁷ El ser humano se fatiga solo para comer, y a pesar de ello su apetito no se sacia.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

⁷ Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁷ Toda la gente se pasa la vida trabajando para tener qué comer, pero parece que nunca le alcanza.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁷ Todo el trabajo del hombre es por su boca, pero esto no basta para llenar su alma.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁷ Todo el trabajo del hombre es para su boca, y aun así, su alma no se sacia.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁷ Todo el trabajo del hombre es para comer, pero nunca llena el estómago.

Eclesiastés 6:7 Referans Kwoze

Proverbios 16:26

La penuria del obrero lo impulsa a trabajar, pues su hambre lo apremia.

Eclesiastés 1:8

Todas las palabras se agotan, sin que nadie alcance a decirlas, ni los ojos se sacian de ver, ni el oído se harta de oír.

Eclesiastés 5:10

Cuando aumentan los bienes, aumentan los parásitos. ¿Y qué provecho saca el dueño, sino verlo con sus ojos?

Eclesiastés 5:9

Quien ama el dinero, nunca se harta de él; quien ama las riquezas, no les saca fruto; y esto también es pura ilusión.

Eclesiastés 6:3

Si alguien tiene cien hijos y vive muchos años, por muy larga que sea su vida, si no disfruta de felicidad y ni siquiera tiene una sepultura, yo digo que un aborto es más afortunado que él.

Eclesiastés 6:8

¿En qué, pues, aventaja el sabio al necio? ¿En qué al pobre que sabe vivir la vida?

Mateo 6:25

Por lo tanto os digo: No andéis preocupados pensando qué vais a comer o qué vais a beber para poder vivir, o con qué ropa vais a cubrir vuestro cuerpo. ¿Es que no vale la vida más que la comida, y el cuerpo más que la ropa?

Lucas 12:19

Luego podré decirme: tienes riquezas acumuladas para muchos años; descansa, pues, come, bebe y diviértete».

Juan 6:27

Deberíais preocuparos no tanto por el alimento transitorio, cuanto por el duradero, el que da vida eterna. Este es el alimento que os dará el Hijo del hombre, a quien Dios Padre ha acreditado con su sello.